sábado, 31 de octubre de 2015

'Sweet Fanny Adams', o la triste relación entre una niña y la carne enlatada

Si os apetece leer mi artículo Neupic de la semana, 'Sweet Fanny Adams', o la triste relación entre una niña y la carne enlatada, tan solo tienes que picar AQUÍ. ¡Y mil gracias por compartir!  

viernes, 30 de octubre de 2015

'La puerta abierta' de Margaret Oliphant


Margaret Oliphant (1828-1897) fue una autora victoriana muy prolífica. Y es que Oliphant necesitaba escribir no solo como medio de expresión o como necesidad intelectual; necesitaba escribir, y publicar, como medio de sustento para su familia. Tras quedarse viuda- en poco tiempo fallecieron su marido y sus padres- quedó al cargo de sus tres hijos (dos habían fallecido antes del cumplir un año y otro había nacido muerto) y además su hermano Frank Wilson se unió al grupo familiar, acompañado de sus tres hijos, al perder su empleo. Una familia muy numerosa pues a la que Oliphant debía mantener con su trabajo como escritora. Esto la llevó irremediablemente a la publicación de obras de segunda categoría- difícil debe ser mantener un alto nivel a un ritmo vertiginoso de escritura- y que hizo decaer su popularidad. Afortunadamente ha sido rescatada últimamente del semi olvido.
 
Como muchas mujeres escritoras de la época, Oliphant hubo de compaginar a duras penas la escritura con sus obligaciones domésticas y en su caso llegó- así lo manifiesta en su Autobiografía- a culpabilizarse por ese tiempo dedicado a la creación literaria robado a sus hijos y a sus deberes familiares. Y eso a pesar de ser su medio de subsistencia. Quizá ese sentimiento de culpabilidad viniese derivado, casi impuesto, por los frecuentes reproches y críticas recibidas en este sentido desde ciertos sectores.
 
De entre su vasta producción destacan sus obras adscritas al género fantástico y las novelas que configuran las famosas Crónicas de Carlingford, al estilo estas últimas de las Crónicas de Barsetshire, del también autor victoriano Anthony Trollope.  

La puerta abierta (The Open Door) se desarrolla en una aldea de Escocia. Allí llega el Coronel Mortimer y su familia, venidos del extranjero, para alojarse en una vieja mansión antes de decidir dónde establecerse definitivamente. Pronto el hijo, Roland, único varón de los tres vástagos, contrae unas terribles fiebres que hacen temer por su vida. Las fiebres parecen tener estar relacionadas de algún modo con unas ruinas cercanas a la mansión y el padre, desesperado por ayudar a su hijo, decide intentar descubrir lo que allí se esconde. Contará para ello con Simson, médico y hombre de ciencia que rechaza cualquier elemento no racional, y con el doctor Montcrieff, teólogo y sacerdote con un planteamiento vital más espiritual.
 
La puerta abierta es un relato muy bellamente escrito, impecable en sus descripciones y en el pulso de la narración. Supone un clásico en la novela victoriana de fantasmas que se distancia intencionadamente, como lo hacen los autores del género en este momento, de la literatura gótica de vampiros, castillos, criptas y pasadizos para acercar el fantasma o espectro, protagonista ahora de este tipo de literatura, a la vida cotidiana. El amor sigue siendo, eso sí, el gran poder redentorUn clásico, como digo, que debe ser leído.  
 
 
 
 

miércoles, 28 de octubre de 2015

'La cita y otros cuentos', de Guy de Maupassant



Dicen los que de esto entienden que Maupassant era un misógino- puede ser- y un loco- no lo dudo. Dicen también que fue uno de los más grandes autores en lengua francesa del siglo XIX- estoy de acuerdo- y que, a pesar de escribir seis novelas, la maestría del autor destaca en sus cientos de cuentos- lo confirmo.
 
La cita y otros cuentos, publicado por la editorial Sd-Edicions, es el recopilatorio que hoy recomiendo de este autor francés nacido en  París en 1850 y fallecido en la misma ciudad en 1893; de este autor misógino que, sin embargo, conservó una amante,  Joséphine Litzelman,  durante toda su vida- no la única, eso sí- con la que tuvo tres hijos y a los que, aunque no llegó a reconocer como suyos, sí mantuvo y de los que aseguró su futuro; de un misógino que en sus obras trata una y otra vez de las mujeres, como en este conjunto de cinco relatos de hoy, que fueron publicados en distintos volúmenes y que son aquí agrupados por los puntos de conexión y cohesión que comparten: la mujer y París, el bello París de finales del siglo XIX.
 
Pero quizá pudiese hablarse de un tercer elemento aquí: el matrimonio o, más concretamente las infidelidades del matrimonio. Esta institución, desde la mirada de Maupassant, se presenta llena de falsedad, mentiras, hipocresía y tedio. En casi todas las historias de este pequeño recopilatorio los protagonistas han de buscar fuera de él la chispa que les haga sentirse vivos, La cita, o la simple y espuria venganza, La confidencia. Claro que pudiera ser que también estos escarceos caigan en la rutina de la que se huye. Se analiza, por otro lado, en Al borde de la cama y Las joyas la infidelidad desde la perspectiva del otro, del cornudo/a, y veremos que con resultados bien distintos. La huella de la mujer en cada uno de los relatos queda reducida a una mera caricatura, a veces un poco despiadada. 
Ironía, sarcasmo, cinismo son las armas a través de las cuales Maupasssnt critica el contrato matrimonial- La desconocida queda en este sentido un poco al margen- sin olvidar la distancia, la ligereza y el humor que permiten disfrazar de comedia lo que podría revelarse como, al menos, una triste tragicomedia. Y todo ello con el lenguaje sencillo, sin adornos ni artificios, que caracteriza la prosa de Guy de Maupassant.
 He leído los relatos en la bonita y elegante edición de Sd-Edicions, pero si queréis, podéis leerlos online picando en cada uno de los títulos:  La cita, La confidencia, La desconocida, Las joyas. Incluyo el enlace a otro de sus cuentos, uno de los más célebres y celebrado, Bola de sebo.
  
 
 

lunes, 26 de octubre de 2015

'The House on the Cliff' ('La casa del acantilado'), de D. E. Stevenson



Nada más acabar de leer Las cuatro Gracias (antes habían caído, y en este orden, El libro de la señorita Buncle, El matrimonio de la señorita Buncle y Las dos señoras Abbot) tenía claro que mi experiencia con la prosa D. E. Stevenson no se quedaría aquí, y así ha sido. Dos son los últimos libros de esta autora que me he comprado, en inglés y con el encanto de los libros de segunda mano, aunque este de hoy, excepto la sobrecubierta, está en muy bien conservado para ser una de las primeras ediciones de 1966. Los dos libros, como os decía, son The House on the Cliff y Charlotte Fairlie (esta última también se conoce con otro título, The Enchanted Island).  Sigue siendo un delicioso placer relajarse con las encantadoras y amables historias de D. E. Stevenson.
The House on the Cliff (La casa del acantilado) fue publicada en 1966 aunque recrea un ambiente más propio de los años 50. Elfrida Jane (sí, el nombrecito se las trae) es una joven huérfana de 21 años, actriz de escaso talento que sobrevive con pequeños papeles. Tras el reciente fallecimiento de su madre, amiga y confidente- a su padre apenas lo recuerda- se siente muy sola y con pocas perspectivas de éxito profesional- su talento es limitado pero se dedica a la escena porque sus padres estaban involucrados en este mundillo-. El famoso galán Glen Siddons, estrella en la obra en la que está actualmente trabajando, no le es en absoluto indiferente, como le sucede a muchas otras, aunque sus posibilidades de ser correspondida son casi nulas. Por suerte para Elfrida, cuenta con el apoyo, compañía y los buenos consejos de su patrona, Miss Martineau, la patrona de la humilde pensión para actores en la que vive en Londres.
Y será ella, Miss Martineau la artífice del cambio en la vida de la joven al leer una noticia en el Daily Telegraph, en la que un bufete de abogados anuncia la necesidad de contactar con Marjorie Ware, nombre de soltera de la madre de Elfrida. Los abogados informan a esta de que su difunta abuela materna-  no mantenían contacto desde que la joven Marjorie se había fugado con el actor Frederick Thistlewood, padre de Elfrida- ha legado la casa familiar de Devonshire a su hija, y por lo tanto, una vez que ha fallecido, a su nieta, Elfrida. Mountain Cross, la casa del acantilado, es suya.
"There was a triangular green surrounded by cottages with daffodils in their gardens. The old church and the vicarage stood back from the road, half hidden in a grove of beech tres. On the right there was a post office and general store, on the left was a inn with a sign board   Three Jolly Men.
           - 'What a dear little village!', 
      Elfrida exclaimed.
- 'Mountain Cross', said Ronnie. 'And here is the entrance to your property, Elfrida Jane!' "

A partir de aquí la historia es sencilla, predecible y encantadora. La casa se erige como la gran protagonista. La casa vieja, familiar, sólida, que la da a Elfrida la agradable sensación de pertenecer a algo y que le revela además la verdad de su pasado familiar, de su madre y sus abuelos. Habrá, eso sí, algunas pequeñas dificultades: luchar con el primo Walt que pondrá en duda la legitimidad del testamento, por ejemplo, y hacer frente a los casi nulos recursos económicos con los que cuenta. Por fortuna, los abogados, la gente del pueblo, una reveladora carta y la señora y el señor Chownes, que llevan toda la vida trabajando para sus abuelos y deciden quedarse con ella, le facilitarán mucho las cosas. Mrs. Chownes será un personaje destacado, de bondadoso corazón, y que dará el toque de humor en muchas situaciones con esa lengua imparable, totalmente opuesta a la de su callado marido.

Pero habrá tiempo para el romance, que llega delicadamente y poco a poco y al que la autora apenas dedica, y se agradece,  una par de páginas al final. Y es que Elfrida, antes de poder centrarse en estos asuntos del corazón, debe realizar y recibir alguna que otra visita de sus amables vecinos, ordeñar a la dócil Pansy, cuidar a los cerditos, limpiar el estanque, organizar el jardín,... a  hacer, en definitiva, de Mountain Cross un hogar duradero. Y debe además recibir una visita inesperada, la de Glen Siddons, que llega no solo de modo sorpresivo sino además acompañado. Esos días de estancia de Siddons le permitirán a Elfrida conocer al verdadero Glen ("All that glitters is not gold", que dicen los ingleses), aprender a querer al hijo de este y aprender a conocerse a sí misma. Estos capítulos son de los mejores del libro, a mi entender, por lo que suponen de revelación y autoaprendizaje.

Sin querer desvelar más de lo aconsejable añadiré tan solo que Elfrida, la joven tímida, tranquila, serena y sincera, la muchacha que se gana a la gente con su humidad y sencillez- al lector también- y que no cree ser merecedora de tan buena suerte, Elfrida se ha encontrado a sí misma y su sitio en el mundo.

La forma de narrar de D. E. Stevenson tiene el encanto de lo sencillo, de un lenguaje cercano y familiar que esconde grandes verdades, de los hermosos paisajes y unos personajes cercanos y realesThe House on the Cliff es una lectura que se acaba con una sonrisa- un pequeño suspiro quizá, si te coge un poco sentimental- y con la visión, desde el acantilado, del sol ocultándose en el lejano horizonte. (Ya véis, amig@s, que a mí sí me ha cogida un poco cursi y sensiblera).

¡Gracias por la visita! 

domingo, 25 de octubre de 2015

BREVES (3). En estado de shock

Pues sí. Como dice el título del BREVES de esta semana, me encuentro anonada, patidifusa, ojiplática y shockeada en grado sumo. Me costará volver a mi ser. Primero fue la FP de Tauromaquia, esa FP para aquellos a los que el torturar hasta la muerte a animales les excita y les sublima el ego. Aún bien no me había repuesto de tal descalabro en la escala de valores del sistema educativo cuando me encuentro con otra nueva variedad en la rica oferta de la FP: la de Actividades domésticas y limpieza de edificios. Claro que a lo mejor me equivoco y se llena de entusiastas amos de casa que liberan finalmente a la mujer de estas tareas que tradicionalmente- actualmente no se ha cambiado gran cosa- se le han adjudicado. A lo mejor me equivoco. Ojalá. Mientras no se demuestre lo contrario, no lograré quitarme de la cabeza esos viejos tópicos que hacen referencia al mejor lugar para la mujer y otras lindezas. Parece que estuviésemos en franco retroceso. Pero no, no puede ser. Seguro que son cosas mías...     
 

sábado, 24 de octubre de 2015

Comienza la lucha


Picando AQUÍ podréis leer mi artículo Neupic de la semana. En esta ocasión las protagonistas son las primeras sufragistas. Si te gusta, comparte. ¡Gracias!

viernes, 23 de octubre de 2015

'La virtud de Checchina', de Matilde Serao


Hoy os voy a presentar, a aquellos de vosotros que no la conocéis al menos, la historia de Checchina, la dulce Checchina. La joven vive en la Roma de finales del siglo XIX con su rudo y tacaño marido, Toto Primicerio, médico de profesión, y la vieja y beata Susana, que la ayuda en las tareas domésticas.

Es realmente elogiosa la maestría de la autora, Matilde Serao- la Emilia Pardo Bazán española- para reflejar en un breve relato de 84 páginas (incluido el interesante postfacio de Natalia Ginzburg) la rutinaria vida de esta joven romana de la burguesía pobre, apaciblemente alienada en su vida de casada y sin otro asunto que le preocupe que el gobierno de su casa.  

El marqués d'Aragona, galán famoso por sus conquistas, la corteja e intenta seducir proponiéndole una cita amorosa. Quizá vea en ella, una mujer no acostumbrada a los cumplidos ni a los refinamientos, una presa fácil para él. A Checchina la pobreza de sus viejos vestidos de lana y la monotonía de su vida- comparada con la de su más frívola y libertina amiga Isolina- se le evidencia y se le pone ahora de manifiesto como nunca antes lo habían hecho. Nuestra heroína se cuestiona ahora lo que nunca se planteó, pero sin abandonar su ternura y humildad.  
"Cuando se quedó sola, en la penumbra del crepúsculo, Checchina se echó a llorar. Ella no tenía ni zapatos dorados, ni pañuelos de batista, ni un manguito, ni un alfiler de herradura, ni un reloj. Lloraba por carecer de todas aquellas cosas necesarias para el amor." 
El carácter de su marido y el tedio de su vida parece que invitan a dar el paso; los consejos de su criada, por otro lado, le hacen sentir el miedo y el pánico escénico. Le queda su moralidad como guía, o quizá su fuerza, empuje y valentía para tomar un camino que puede no tener marcha atrás. Dudas y zozobras le quitan el sueño, la tienen alterada y la  distraen de sus quehaceres diarios.
 
Esta Madame Bovary en potencia y a la italiana nos cautiva desde el principio con su silencio, su inconsciente resignación y la mediocridad de su vida en la que ella brilla sin querer y sin saber. Solo queda acompañarla y apoyarla en su decisión, sea esta cual sea, y desearle suerte. Y, por supuesto, recomendaros su lectura.
 
 

miércoles, 21 de octubre de 2015

'The Day of the Dog' ('El día del perro'), de George Barr McCutcheon


Mi sugerencia de hoy es una novela del americano George Barr McCutcheon (1866-1928), novelista y autor teatral muy prolífico y popular en su tiempo. La novelita, de apenas 152 páginas, es una entretenida historia, mezcla de romance- A Love Story como subtítulo- aventura e intriga.

Todo comienza en un granero de Dexter adonde llega Crosby, socio del bufete de abogados Rolfe & Crosby, para hacer entrega a Mrs. Delaney de unos documentos, que debe firmar y que acreditan el alto valor de cierta propiedad que ha heredado de su difunto marido. Swallow, el fiero bulldog de los Austin, parientes de Mrs. Delaney y dueños de la granja en donde se encuentra de visita la viuda, pondrá las cosas muy difíciles a Crosby, que para escapar de sus fauces se verá obligado a subir a una viga del granero. A esa viga se subirá poco después la joven viuda para dialogar con el abogado sobre los documentos en cuestión. Los Austin, por otra parte, se muestran huraños, poco cordiales, nada colaboradores y con aparentes, oscuras y avaras intenciones hacia Mrs. Delaney y su herencia.

Una vez puestas las cosas claras entre Mrs. Delaney y Mr. Crosby y firmado el documento en cuestión, surge el primer problema para ambos: cómo bajar de la viga con Swallow infatigable haciendo su ronda de vigilancia. No os voy a contar la infructuosa bajada pero sí os adelantaré que Swallow no será ni mucho menos su principal  contratiempo; sus verdaderos problemas no han hecho más que empezar. Y escapando en la noche como fugitivos ladrones de caballos, como dos desperados, huyendo campo a través del alguacil y sus hombres vivirán su aventura.

George Barr McCutcheon construye en The Day of the Dog una ágil y amena historia- romance con una pizca de suspensa y ciertas dosis de aventura- plagada de chispeantes diálogos, que se lee muy fácil y rápidamente con una media sonrisa  y que termina, supongo ya imaginaréis, con un final feliz para los dos jóvenes protagonistas.
George Barr McCutcheon es un autor del que afortunadamente existen muchas obras en Project Gutenberg. Leídas The Alternative (pronto habrá reseña) y esta de hoy, The Day of the Dog, mi siguiente lectura de él será u otra pieza breve, The Purple Parasol quizá, o la novela Brewster's Millions (esta última, como sabéis, está publicada en castellano por la editorial Alba). Ya os contaré.

¿Qué os parece mi propuesta de hoy? Si os tienta, en este enlace está a vuestra disposición. No lleva en este caso el link a Project Gutenberg- allí solo se encuentra el texto- sino a Internet Archive en donde se puede leer el libro tal cual, con los decorados de las páginas de Margaret Champ; Helen Maitland Armstrong y las ilustraciones a color de Harrison Fisher. Un placer añadido...   


¡Gracias por la visita!



domingo, 18 de octubre de 2015

BREVES (2). Vulgaricemos la literatura

Un tanto perpleja me he quedado al leer hace unos días que algunos autores deberían escribir de modo más 'sencillo' para que todo el mundo pudiera entenderlos y vender así, además, más libros; que todo lector tiene derecho a comprender las historias que se le están contando pero al utilizar el escritor/a un lenguaje 'elevado' se le niega ese derecho. ¿Y no sería quizá una mejor opción que fuesen esos lectores o lectoras los que se 'instruyesen' un poco más y adquiriesen paulatinamente mayor vocabulario en vez de pedir que sea el autor el que se adecúe a su pobreza lingüística? Ese nuevo vocabulario adquirido, la utilización de un lenguaje más preciso no solo les ayudaría a comprender tal o cual novela sino a estructurar, a organizar mejor su propio pensamiento. Y si no, siempre queda el recurso de ponerse con otro autor más afín en temática, género, estilo o  nivel de exigencia. Que para todos los gustos hay.     

sábado, 17 de octubre de 2015

Campanas de boda

Ha salido ya el artículo que he escrito esta semana para Neupic, Campanas de boda. En esta ocasión con algunas curiosidades sobre matrimonios, bodas, divorcios y venta de mujeres en los tiempos de Jane Austen. Os invito a leerlo. Espero que os guste.
 
 ¡Gracias!

miércoles, 14 de octubre de 2015

'Lucy Carmichael', de Margaret Kennedy


Lucy Carmichael, publicada en 1951, es la décima novela de Margaret Kennedy, autora que he conocido hace unos meses con la lectura de Hace mucho tiempo, cuya reseña podéis leer AQUÍ,  y que ha sido todo un descubrimiento. A decir verdad no acabo de comprender el olvido al que relegan las editoriales españolas a esta autora cuando se están publicando, y publicitando a bombo y platillo, novedades editoriales de dudosa calidad y con poco que aportar a nivel literario. No logro entenderlo vista la calidad de la prosa de esta autora, la amenidad de sus historias y la magnífica creación de personajes. Pero, bueno, como no es eso competencia mía, yo a lo mío, que viene a ser leer y disfrutar, si es posible, de mis lecturas y compartir en el blog, con los que a bien tenéis el pasaros por aquí a visitarme, aquellas que a mi juicio merecen una reseña y una recomendación. Y a eso voy...
 
Si comienzo diciendo que la historia es la de la protagonista, Lucy-joven que acaba de ser plantada en el altar y ha de comenzar una nueva vida lejos para lograr al fin superarlo- y de sus triunfos, supongo que muchos de vosotros dejaréis de leer esta reseña. ¡No lo hagáis! Esta novela no es lo de siempre, creedme.
 
Lucy no es una heroína al uso que desde el inicio se nos presente insoportablemente encantadora y de belleza apabullante o casi. Las primeras impresiones que de ella tenemos nos llegan de modo indirecto a través de su amiga Melisa...
"She taught me to enjoy myself.... Lucy forced me to believe that I might be happy."
Una buena presentación. Y pronto conoceremos a Lucy, en la exultante felicidad de una joven y enamorada novia los días previos a su boda, para hallarla poco después en el duro momento del humillante abandono en el altar. Patrick Reilly, escritor de libros de viajes y su prometido, no aparece. No aparecerá. Lucy solo puedo afrontar el momento como mejor pueda y seguir adelante. La escena de madre e hija, exorcizando el dolor y brindando con el champagne dispuesto para los ahora ya desaparecidos invitados, marca un nuevo inicio. Pero ese nuevo rumbo no puede ser tomado permaneciendo en el pueblo, en donde siente como losas las miradas compasivas y los comentarios lastimeros de sus vecinos y conocidos. Necesita irse de allí y dejar atrás esa pesadilla. El puesto de profesora de teatro en el instituto de arte de Ravonsbridge, pequeña ciudad industrial al norte de Inglaterra, se presenta como la necesaria vía de escape.
 
Y comienza aquí la parte más interesante de la novela, narrada magníficamente, con un amplio y heterogéneo grupo de personajes que aparecen perfectamente diseñados y a los que la autora logra dotar de presencia y fuerza y sobre los que dirige un mirada generosa y humana, la mirada de una Lucy que sabe relacionarse con cordialidad y sin conflictos. Pero los conflictos inevitablemente llegan.
 
Las relaciones que se establecen entre un grupo tan dispar de caracteres y personalidades dan a Margaret Kennedy la posibilidad de tratar una amplia gama de temas. La amistad, las ambiciones personales, la locura, las diferencias de clase, los cotilleos, las segundas oportunidades son aspectos que la autora tratará con inteligencia, maestría, el sutil sentido del humor característicos de su obra y con una profundidad psicológica en el análisis de personajes digna de elogio. Y, mientras tanto, mientas se gestan amistades o algunas zancadillas, mientras vamos descubriendo lo que esconde cada personaje- las apariencias, como bien sabemos, a veces engañan- Lucy irá, además de intentando ciertas innovaciones e implicándose en el proyecto del centro, irá, digo, creciendo como persona, madurando, recobrando las ilusiones perdidas y volviendo a ser, poco poco y en la medida de lo posible, la Lucy de antes, de antes de aquello.  
Y cuando Lucy tenga que marchar de Ravonsbridge, sentiremos, como ella, dejar el viejo colegio atrás: a los veteranos profesores, al joven y prometedor actor, a los amigos, a la joven algo alocada, a aquel excéntrico profesor y a su esposa, y a Lady Frances Millwood- quizá también a su hijo- figura destacada por lo que es- la encantadora viuda del fundador del colegio- y por lo que representa- la vieja aristocracia-, en plena década de los 50 en un mundo, tras la Segunda Guerra Mundial y con aires de cambio e incertidumbre, en el que ella se aferra a sus viejos principios.
 
Lucy Carmichael cuenta como novela con la calidez y el humor de una muy grata lectura, los buenos personajes y la introspección propia de los grandes escritores, el inteligente modo de narrar y la amenidad de los buenos contadores de historia. Y a esto se le suma, además, un precioso final. Una estupenda lectura, sin duda.

Siguiente parada con Margaret Kennedy, La fiesta, que he encontrado en una edición en castellano de 1951 a precio regalado y, claro, como os podréis imaginar, ni lo he dudado.

Nos leemos...
 

domingo, 11 de octubre de 2015

BREVES (1). Los reseñistas no valen para nada

Hoy comenzamos una nueva sección en el blog. Bajo el título de BREVES traeré todos los domingos temas que me interesan o preocupan, reflexiones varias o cualquiera asunto de importancia o intrascendente, según sea el caso, sobre el que me apetezca dar mi punto de vista. A veces estaréis de acuerdo, otras no. ¡Qué se le va a hacer! No tengo intención de halagar o satisfacer a nadie, tan solo dar mi enfoque y perspectiva, unas veces seguramente más acertada que otras.  
 
Y esta primera entrada ha surgido esta misma mañana al visitar Twitter. Tenía preparada otra pero al final os dejo esta pequeña reflexión...
 
Y es que acabo de leer no hace mucho el Retweet de un editor, de estos que tienen cohorte de reseñistas, en la que asombrosamente manifiesta su apoyo a un comentario que afirmaba que ser crítico sí sirve pero ser reseñista no vale para nada. Y me ha dado qué pensar, o más bien me ha servido para confirmar mis sospechas, esto es, el desprecio que sienten las editoriales (esta al menos) por sus reseñistas colaboradores. Una cosa es la utilización para obtener un beneficio, como es el caso de los regalos de libros para promocionar y reseñar e incrementar así sus ventas, y otra bien distinta es el respeto por el trabajo realizado. No confundamos.  Ellos, algunos editores, parecen tenerlo claro.
  

miércoles, 7 de octubre de 2015

'Wanted: A Matchmaker' y 'Wanted: A Chaperon', de Paul Leicester Ford


Paul Leicester Ford es un nuevo descubrimiento de este pasado verano. Nacido en Brooklyn, Nueva York, en 1865, y fallecido en la misma ciudad en 1902- uno de sus hermanos, desheredado y desequilibrado, le disparó en su propio estudio- es principalmente recordado por sus biografías, su labor como editor y sus ensayos históricos. También destacó con algunas obras de ficción. El acceso  a la magnífica biblioteca de su padre le ofreció lecturas de calidad desde su niñez y su enfermedad, que le obligó a ser educado por tutores en casa y le impidió jugar como los otros niños y un normal crecimiento, el tiempo necesario para dedicarse a la lectura. Se acabaría convirtiendo en un consumado lector, un gran viajero y uno de los grandes eruditos de su tiempo, a pesar de su corta vida.

Hoy yo os acerco de él no una de sus grandes biografías- la de Benjamin Franklin, por ejemplo- ni su edición en 11 volúmenes de las obras de Thomas Jefferson, ni siquiera una de sus más importantes novelas, The Honorable Peter Stirling. No, os traigo dos relatos con el romance como tema de fondo, dos pequeños textos que no lo mejor del autor evidentemente pero sí amenos, curiosos, livianos.  Son Wanted: A Matchmaker (Se necesita casamentero) y Wanted: A Chaperon (Se necesita carabina).
Vamos con el primero...
Hay varias ediciones de este relato, publicado en 1901. Las imágenes de las portadas las he encontrado en internet pero desgraciadamente no cuento con el libro en papel . ¡Ojalá!  Lo he leído en este enlace de Project Gutenberg, en el que también podéis disfrutarlo vosotros en inglés.
Wanted: A matchmaker se lee en un suspiro, con el gusto de esas agradables lecturas de las que se desea conocer cómo se desarrollarán hasta llegar al inevitable final que ya se anticipa.  
"You understand, Josie, that I wouldn't for a moment wish Constance to marry without being in love, but..."
Así comienza la historia, con las palabras de la madrastra de Constance, nuestra protagonista, una bella e inteligente joven cuyo rechazo a sus numerosos pretendientes empieza a ser un problema. Casarla se presenta ante Mrs. Durant como la única solución posible que permita dejar el campo abierto a sus dos hijas.  Pero Constance no cree en un matrimonio sin amor.

Los lamentos de Mrs. Durant parecen, sin embargo, haber sido oídos. El carruaje en el que viaja Constance atropella de cierta gravedad a un pobre picaruelo vendedor de periódicos. La bondad de Constance no le permite desentenderse del chiquillo y sus cuidados al llevarlo al hospital y e ir a visitarlo cada día para aligerar y amenizar la  recuperación de Swot, que así se llama, le permitirá cierta intimidad con el doctor que atiende al pequeño.
El orgullo de uno y otro y ciertos prejuicios jugarán su bazao en este encuentro, cual novela de Jane Austen. Y el punto cómico lo pondrán los diálogos del muchacho, con su lenguaje de la calle, su desconfianza inicial, su poca diplomacia y su escondida ternura.  No es una gran novela pero sí entretenida y con el añadido, claro, de la maravillosa edición.
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Y vamos ahora con el segundo... 
"Of all the millions who at one time or another have been compelled to burden their memories with any of the initials and figures used in naming the streets of New York, Lydia Greenough is probably the only mortal who throughly approves of the system."

¿Qué motivos tiene la tal Lydia Greenough para aprobar, incluso agradecer como veremos, en contra del resto de la humanidad, ese sistema de iniciales y cifras con el que se designan las calles de Nueva York?
Wanted: A Chaperon, que podéis disfrutar en inglés AQUÍ, tiene el encanto, además del romance que surge, de la ingenuidad de la protagonista, una joven natural, sencilla y abierta que está de visita en Nueva York en casa de su tía, Mrs. Travers . 

Se inicia el ameno relato cuando Lidia se está preparando para dirigirse a una fiesta que esa fría y desapacible noche dan los Curtis, amigos de su tía. Un equívoco con el nombre de las calles (!!) de la gran ciudad  le impedirá llegar a su destino, lo que tendrá imprevistas consecuencias para la joven. 

Es Wanted: A Chaperon una entretenida lectura. Divertidos son los consejos que le da su tía en cuanto al vocabulario que debe utilizar, o no, para evitar que sus aires campestres se le noten demasiado, las dudas de la joven sobre lo que debe hacer, dadas las circunstancias, y las situaciones que envuelven a los personajes del peculiar mayordomo y  la susceptible cocinera de la casa a donde sorpresivamente irá a dar Lydia. Como se hace evidente, en dicha casa le espera agradable compañía. Por cierto, si el primer relato tenía cierto aire a Orgullo y prejuicio, este otro- más divertido y con personajes más ricos en matices- puede traernos a la memoria al querido Mr. Rochester de Jane Eyre.

Os ruego que os paséis por el enlace, que os dejo arriba, a este relato. Podréis disfrutar de una de esas pequeñas joyitas de antes, una preciosa edición con estupendas ilustraciones de Howard Chandler Christy (¡¡me encantan!!). Lástima no poseer el libro en papel...

Estas son mis dos sugerencias vintage de hoy: dos historias sencillas y, puede añadirse sí,  intrascendentes e irrelevantes; dos encuentros, dos romances, dos agradables y amenas lecturas que aseguran, aquí está garantizado, un final feliz. Un agradable entretenimiento ambas, pero sobre todo la segunda, entre lecturas más sustanciosas.



lunes, 5 de octubre de 2015

'Bibliomanía', de Gustave Flaubert

Ya os mencioné con anterioridad este libro, en la reseña de Libros malditos, malditos libros, de Juan Carlos Díez Jayo, y, como lo prometido es deuda, aquí estamos con él...
 
A estas bonitas ediciones ilustradas, como la de Bibliomanía, publicada por Editorial Gadir y con las bonitas ilustraciones de Marcos Morán (como la de abajo) no puedo, ni quiero, resistirme. Y es que, he de confesaros, me mueve la misma pasión y el mismo desenfreno que al protagonista de esta breve historia de Gustave Flaubert publicada en 1847, esto es, ¡¡los libros!!
 
Giacomo es un monje reconvertido en librero, un hombre de Dios convertido en un adorador de los libros. Para escribir su historia, Flaubert se inspiró en la figura de un bibliófilo monje cisterciense que llevó su rivalidad con otro librero hasta el extremo.
 
La historia de Giacomo comienza así...
"En una calle de Barcelona, estrecha y oscura, vivía, hace poco tiempo, uno de esos hombres de frente pálida, ojos apagados y hundidos, uno de esos seres satánicos y extraños a los que Hoffman desenterraba en sus sueños.
Era Giacomo, el librero." 
El joven Giacomo, de treinta años pero envejecido por su delirio obsesivo, será arrastrado por ese amor loco por los libros. Loco amor que le llevará a una febril demencia de insomne y a mayores peligros. Lo curioso, y tristísimo, es que apenas sabe leer. Adora sus libros- sus formas, sus ilustraciones,...- y sobre todo sus manuscritos, pero no puede desentrañar los misterios que esconden. ¡¡Hasta dónde podría haber llegado su locura de saber interpretarlos!!

Este breve relato, que Flaubert publicó con apenas quince años, es una amena lectura que podríamos leer los bibliófilos-bibliómanos como una cómplice advertencia sobre los peligros del desenfreno de nuestra pasión. Advertidos quedamos.  
 
 

sábado, 3 de octubre de 2015

Nueva etapa en el blog...


¡Hola!

No debería haber entrada hoy, sábado, no es lo habitual, pero hoy es una excepción. Tengo una cosa que contaros...
 
Creo que estaréis conmigo en que hay ocasiones en las que se necesita tomar ciertas decisiones y enfrentarse a algunos cambios, experimentar, para romper con pasadas rutinas, y aunque dé un poco de vértigo, que da. Y hoy, 3 de octubre de 2015, os anuncio la primera de esas decisiones. Se inaugura con esta entrada una nueva etapa en el blog. Sé que es esta una decisión arriesgada y estoy segura de que muchos de vosotros la considerareis un error. Sea como sea, es mi decisión y, de ser el caso, mi error.

¿Que cuál es? Pues que a partir de hoy mismo estarán deshabilitados los comentarios por aquí, no podréis dejar comentarios en el blog. Esto no significa ni mucho menos, por supuesto, que no podamos debatir nuestras lecturas, charlar y continuar en contacto. Yo seguiré visitando vuestros blogs y comentando en ellos, y vosotros podréis darme vuestras opiniones, sugerencias y hacerme vuestras propuestas en mis redes sociales. La mayoría ya sabéis en dónde localizarme pero, si no es así, tenéis arriba en la pestaña de 'Páginas' los enlaces a mi Twitter y Facebook, en donde me podréis encontrar- en Google también, por supuesto- y en donde estaré más que encantada de charlar con vosotros de autores, literatura y lo que se tercie.    
 
El blog se queda como un rinconcito de lectura, como una biblioteca en la que hay que guardar silencio. Para charlar, una vez concluida la lectura, hay que salir. Y charlamos fuera, más libremente, más a gusto. 
 
 
¡¡Muchas gracias a tod@s!!
 
 
 
 

viernes, 2 de octubre de 2015

'Aquí hay veneno', de Georgette Heyer


Mi primera incursión en la obra de Georgette Heyer se produjo no hace mucho con El dandi (podéis leer la reseña AQUÍ) y con bastante éxito, a decir verdad. De hecho, esta lectura me animó a continuar con su serie ambientada en la Regencia, aunque el resultado del intento no fue el esperado. Venetia, que carece del humor y de otros ingredientes narrativos que sí aderezaban la historia de El dandi, resultó una lectura insulsa y sin interés que quedó a medio leer. Aún así, decidí probar con la serie negra de la autora y conocer al comisario Hannasyde. Aquí es veneno, aunque erróneamente la edición de la editorial Salamandra menciona que es la primera novela de la serie, es la segunda. A la espera está ya Muerte en el cepo- esta sí es la primera- a la que, vista la placentera lectura que ha supuesto Aquí hay veneno, pronto daré su momento. 

Gregory Matthews, el poderoso patriarca de los Matthews, ha aparecido muerto en su mansión de Poplars. Este acontecimiento- no resulta, como veremos, tan doloroso como pudiera suponerse- es el arranque de la trama y el que pone en acción a los variopintos personajes de Aquí hay veneno. Y es que uno de los mayores atractivos de esta novela, además de la trama policial de intriga y suspense, deriva de los peculiares personajes que habitan sus páginas, desarrollados con sumo acierto por Heyer, desde el fallecido, Gregory, hombre huraño, de difícil carácter y no muy ducho precisamente en la cordialidad y el trato afable, pasando por sus parientes y algún que otro amigo.

Junto al difunto señor Matthews vivían en Poplars, además del servicio, la  señorita Matthews, tía Harriet- hermana de mediana edad y cuyo carácter ahorrativo hasta el extremo le dará algún disgusto-, la señora Matthews- viuda de otro hermano del fallecido y mujer de pose espiritual y victimismo a causa de su precaria salud y triste viudez- y los dos jóvenes hijos de esta, Guy y Stella. Todos ellos, incluso el doctor Fielding, prometido de Stella, dan como natural la causa del fallecimiento del rico hombre de negocios, todos menos Gertrude Lupton. Esta, hermana casada del fallecido y mujer de carácter enérgico e imperativo, exige, para asombro, consternación y disgusto del resto de la familia, la autopsia del cadáver de su hermano. Se pone en marcha entonces la maquinaria policial y el cruce de acusaciones mutuas, más o menos veladas, entre todos.

Otro elemento, no invitado, se une al caos y la incertidumbre en que vive ahora Poplars: el sobrino mayor del fallecido. Randall es un bon vivant, un atractivo dandi que vive en su estiloso apartamento y que parece haber sido el favorito del tío. Su lengua mordaz y sus cáusticos comentarios, no exentos de inteligente agudeza y que a todos molestan, le convierten en una especie de oveja negra. La lectura del testamento, como es de suponer, no contribuye a relajar el clima de malestar y tensión reinante que se percibe entre todos los miembros de la familia. 

El comisario Hannasyde, por otra parte, resulta ser un hombre inteligente y muy discreto alejado, y particularmente lo agradezco, de la  figura del investigador de vida  personal oscura y atormentada, de  carácter complicado, oscuro  pasado y comportamiento casi marginal. Nada conocemos de la vida personal de Hannasyde, al menos en este primer título de la serie, y con su talante cordial y profesional logra llevar la investigación sin estridencias ni grandes sobresaltos, poco a poco pero de modo certero. No es él el personaje central de la trama, sino un elemento casi secundario entre los allegados del fallecido, y tendrá que intentar averiguar la verdad de lo sucedido sin contar con demasiada colaboración por parte de ninguno de ellos. Habrá además alguna complicación añadida en el investigación y la aparición de un oscuro personaje.
Aquí hay veneno, ambientada en los años treinta, es una novela policial muy amena, de agradable lectura, con agudos e ingeniosos diálogos, humor lleno de ironía y sarcasmo, atractivos personajes, una trama entretenida y perfectamente hilvanada y con una de esas  grandes familias de clase alta y sus secretos como protagonista. Seguiremos con otros casos del comisario Hannasyde.

¡Gracias por la visita!