Ya os mencioné con anterioridad este libro, en la reseña de Libros malditos, malditos libros, de Juan Carlos Díez Jayo, y, como lo prometido es deuda, aquí estamos con él...
A estas bonitas ediciones ilustradas, como la de Bibliomanía, publicada por Editorial Gadir y con las bonitas ilustraciones de Marcos Morán (como la de abajo) no puedo, ni quiero, resistirme. Y es que, he de confesaros, me mueve la misma pasión y el mismo desenfreno que al protagonista de esta breve historia de Gustave Flaubert publicada en 1847, esto es, ¡¡los libros!!
Giacomo es un monje reconvertido en librero, un hombre de Dios convertido en un adorador de los libros. Para escribir su historia, Flaubert se inspiró en la figura de un bibliófilo monje cisterciense que llevó su rivalidad con otro librero hasta el extremo.
La historia de Giacomo comienza así...
"En una calle de Barcelona, estrecha y oscura, vivía, hace poco tiempo, uno de esos hombres de frente pálida, ojos apagados y hundidos, uno de esos seres satánicos y extraños a los que Hoffman desenterraba en sus sueños.
Era Giacomo, el librero."
Este breve relato, que Flaubert publicó con apenas quince años, es una amena lectura que podríamos leer los bibliófilos-bibliómanos como una cómplice advertencia sobre los peligros del desenfreno de nuestra pasión. Advertidos quedamos.