miércoles, 31 de mayo de 2017

'O'Conors of Castle Conor, County Mayo', de Anthony Trollope



Siempre, y digo siempre, es un placer volver a la obra del escritor victoriano Anthony Trollope aunque sea con un relato breve como el que hoy traigo hasta aquí recientemente descubierto, como no, en Project Gutenberg.

O'Conors of Castle Conor, County Mayo, el segundo de los cuentos irlandeses de Trollope, está narrado en primera persona por Archibald Green, un personaje que el autor utilizó en varias de sus obras cortas. En Father Giles of Ballymoy, por ejemplo, Green era el huésped de la posada que lanzaba al cura párroco escaleras abajo sin saber que estaba ocupando su habitación por cortesía de su víctima, y en Miss Ophelia Gledd es el visitante inglés a quien la joven americana que da título al relato confiesa sus temores: no ser considerada una dama por la sociedad inglesa.

Aquí en O'Conors of Castle Conor, County Mayo, Archibald Green está de viaje de negocios por el condado Mayo, en la costa oeste de Irlanda, y se propone conocer, dejándose caer por la cacería que estaba organizada, a Thomas O’Conor, conocido en la zona por su generosa hospitalidad. La invitación al castillo de los O'Conor, como era de imaginar, no se hizo esperar. Y así da comienza la pequeña aventura de Green, una aventura que no obligará a nuestro protagonista a emprender un largo e increíble viaje o conocer a extraños personajes ni le supondrá vivir inesperadas situaciones ni momentos de riesgo o peligro. Nada de eso. Quizá sea justo que comencemos calificándola más bien de 'doméstica' y 'de puertas para adentro".
"I shall never forget my first introduction to country life in Ireland, my first day's hunting there, or the manner in which I passed the evening afterwards. Nor shall I ever cease to be grateful for the hospitality which I received from the O'Conors of Castle Conor. My acquaintance with the family was first made in the following manner. But before I begin my story, let me inform my reader that my name is Archibald Green."
Un baile, unos zapatos inadecuados para tal ocasión, unas muchachas O'Conor muy locuaces y atractivas- sobre todo, en opinión de Green, la joven Fanny-, el deseo de agradar de Green, unas viejas zapatillas, un mayordomo sin posibilidad alguna de negarse,... y una breve y divertida historia. Ah, y si comenzábamos diciendo que Archibald Green se hallaba en el condado de Mayo en viaje de negocios, digamos tan solo que con Fanny el negocio le salió a pedir de boca.  

O'Conors of Castle Conor, County Mayo es una amena lectura, breve e intrascendente, sí, pero llena de humor, del humor de Trollope. Y una buena excusa además para revisitar Irlanda. Mejor que olvidemos y dejemos pasar, eso sí, esa afición a la caza del zorro mostrada en el relato. Eran otros tiempos... o no tan otros a este respecto desgraciadamente.

Si os apetece leer este relato, podéis hacerlo en inglés, como os decía arriba, en Project Gutenberg.


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martes, 30 de mayo de 2017

'La flor de la playa', de Carmen de Burgos




La flor de la playa es el relato con el que he tenido el placer de descubrir a Carmen de Burgos, una de las escritoras olvidadas que protagonizan el Proyecto E2O que he emprendido desde el blog y al que os podéis unir si lo deseáis.  

Carmen de Burgos, más conocida en su momento por su alias periodístico, Colombine, fue una gran escritora y una excepcional mujer. De su tesón, de su modernidad, de su espíritu de lucha, su constancia  y empuje, de su liberalismo y feminismo, de su arraigo republicano, hablaremos en la entrada biográfica; de su faceta como escritora iremos comentando en las entradas sobre sus obras que de ella he leído hasta la fecha. Y hoy comenzamos con La flor de la playa...

"Al entrar en el túnel de la estación del Rocío se estrechó llena de temor contra el cuerpo de Enrique... Era su primer viaje en ferrocarril, y había pasado toda la noche sin poder dormir, desvelada, mirando por la ventana con el deseo de ver los célebres paisajes de Sierra Morena, y sin poder distinguir nada más que aquel otro vagón paralelo al suyo, que se reproducía en la noche como un espejo."
La flor de la playa se publicó en 1920 y es considerada, entre todas sus historias de ficción, la de mayor carga autobiográfica por sus evocaciones del viaje que, junto a su amor durante dos décadas, Ramón Gómez de la Serna, realizara la autora al país vecino. Sus protagonistas, Elisa y Enrique, en relaciones desde hace tres años, deciden tomarse una vacaciones juntos. Ella, humilde modista en Madrid, y él, modesto empleado en el Ministerio de Gracia y Justicia, desean disfrutar de su amor- ahora que pueden permitírselo por el aumento de sueldo de Enrique- lejos de las comidillas y habladurías que despertaría en su país el viaje de dos jóvenes solos y sin  estar unidos  por el vínculo del matrimonio. Y este viaje a Portugal, país cercano pero extranjero al fin y al cabo y lo suficientemente lejos para el propósito de la pareja- ávida de vida y mundo- será el epicentro de esta novela corta.  

El texto de Colombine está lleno de descripciones preciosas de Lisboa, de Sintra, de la Praia das Maçãs. Todo parece propiciar el disfrute de la estancia de Elisa y Enrique: la menina que les atiende en el viejo restaurante La flor de la playa, la pequeña habitación ruinosa pero con maravillosas vistas sobre el mar, el paisaje, la paz y la tranquilidad,... Todo parece confabularse a favor de los enamorados. Pero este mes conviviendo como matrimonio a los ojos del mundo en la bella Portugal, observadores de una naturaleza abierta, de brisa fresca, de sol y playa, pondrá a prueba su amor o quizá los ponga a prueba a ellos mismos.  Pequeñas cosas han cambiado y esos pequeños, sutiles detalles pueden marcar la diferencia.

Los protagonistas han dejado atrás la vida ajetreada de Madrid, los apuros económicos, el verse a escondidas y de vez en cuando, la rutina de sus vidas. Elisa ha dejado también en el camino su modesta ropa de modista para vestir ahora como corresponde a la esposa de un empleado de Ministerio: guantes, sombrero y fino velo. Solo queda comprobar si ante tanto cambio han mantenido su esencia, su identidad intacta, si se encuentran cómodos, ellos dos juntos frente al mundo. 
"Estaba hecha un señora, y cuando pasaba por delante de un escaparate con espejo no se reconocía."
El narrador omnisciente utilizado por la autora sitúa su perspectiva del lado de Elisa de forma sutil pero evidente y es, por lo tanto, Elisa la encargada de representar, de personificar el ideal de mujer independiente que Carmen de Burgos defendió durante toda su vida. Pero de forma tenue, sinuosa, casi inapreciable al ojo poco avizor.

La flor de la playa está publicado junto a otras novelas cortas- El último contrabandista, En la guerra, El veneno del arte, El perseguidor, El permisionario, Vida y milagros-  por la editorial Castalia en colaboración con el Instituto de la Mujer.  Vale la pena leer este volumen no solo por la calidad de los relatos sino también por la estupenda introducción a cargo de Concepción Núñez Rey, estudiosa de Carmen de Burgos y su obra.


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miércoles, 24 de mayo de 2017

10 datos que quizá desconocías sobre la reina Victoria


Un 24 de mayo de 1819 nacía en Kensington Palace Alexandrina Victoria, la que se convertiría dieciocho años después en la reina Victoria. Hoy hace por tanto 198 años de su nacimiento. Buen momento este para recordar algunos datos curiosos de su biografía...   

1
Fue la que instauró la costumbre de las novias de vestir de blanco. Hasta la fecha, en el día de su boda las novias solían usar vestidos con colores vistosos y a la moda en el momento.


2
Fue ella, al ser la reina, la que hubo de declararse a Alberto.

3
Es la primera miembro de la familia Real reconocida como portadora de la hemofilia.


4
Sufrió al menos siete intentos de asesinato, la mayoría mientras viajaba en carruaje.

5
Fue abuela por primera vez a los 39 años.


6
Era de estatura baja. Medía escasamente cinco pies, unos 1,50 cms.

7
A pesar de haber nacido en Inglaterra fue criada en alemán, único idioma que habló hasta los 3 años. Su madre era alemana. Más tarde hablaría también inglés y francés.


8
Las probabilidades de su reinado eran remotas. Era la quinta en la línea de sucesión. Siete muertes fueron necesarias para que se produjese su coronación.

9
Tras el fallecimiento de su marido, el príncipe Alberto, vistió de luto el resto de su vida. 

10
Se conserva el diario, 122 volúmenes, que escribió a lo largo de su vida.


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lunes, 22 de mayo de 2017

Una invitación al siglo XVII...



Más que sugestivo el libro que ocupa estos días mis breves momentos de ocio. La vida cotidiana en la España de Velázquez es un muy interesante estudio, coordinado y dirigido por José N. Alcalá-Zamora y con la contribución de Fernando Jesús Bouza Álvarez, Juan Ignacio Gutiérrez Nieto, Alfredo Alvar, Carmen Sans Ayán, Carlos Gómez-Centurión Jiménez, Juan Antonio Sánchez Belén, Matilde Santamaría Arnáiz, y que, dividido en secciones, ofrece una visión amplia desde diferentes y variadas perspectivas de la España de ese tiempo, panorama que enriquece de modo muy ameno los conocimientos que se tengan sobre el siglo XVII en España

Desde la vestimenta a los usos y costumbre en cuanto a la alimentación y bebidas, con la costumbre tan de moda entonces del uso/abuso de la nieve; desde la familia, el matrimoniola mujer y la crianza de los hijos hasta las monedas al uso pasando por los entretenimientos y diversiones de la época o los horarios y rutinas cotidianas; desde supersticiones y otras creencias al poder de la Iglesia; desde la vida en el campo al día a día de la urbe, los privilegios de los ricos a las miserias de los más pobres y marginados,... . Toda una zambullida, ágil y viva, en otro siglo y en otra mentalidad con curiosidades, anécdotas y datos de interés bien contrastados.

Todavía no he acabado de leerlo, aunque pocas páginas quedan ya. Una vez rematado haré una entrada más completa y detallada, pero ahora tan solo quisiera dejaros una invitación a su lectura. Si por azar el destino lo pusiese en vuestro camino, no lo dejéis escapar. Vale la pena.  


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viernes, 19 de mayo de 2017

El siglo XVII español. '¡Pardiez! ¡Viva el teatro!'

He de comenzar este breve artículo confesando mi profunda admiración por los dos grandes autores del teatro del Siglo de Oro, Féliz Lope de Vega y Carpio y Pedro Calderón de la Barca; pero he de reconocer también que mi devoción se inclina claramente hacia Calderón, sin duda.

Habría mucho que decir sobre el teatro de este época, sobre los grandes autores, sobre la evolución de la representación religiosa a un espectáculo laico, las reglas, la preceptiva de la época, las innovaciones de Lope,... pero en esta ocasión- ya habrá otras para más consideraciones- me limitaré al público de los corrales de comedias. Vamos a emprender un pequeño viaje al siglo XVII...

En el Siglo de Oro las obras dramáticas eran escritas principalmente para ser representadas, no para ser leídas. Los ingresos de los poetas provenían por tanto de la venta de las comedias a las compañías de actores y no de su impresión. 

Para informar y atraer al público era preciso dar publicidad a la comedia, y esta se hacía a través de carteles y pregones. No había muchos escrúpulos en este sentido y la publicidad engañosa estaba a la orden del día, atribuyendo la obra a poetas y actores famosos. Todo tipo de público acudía al teatro, que era sin duda un espectáculo de masas en las grandes ciudades, aunque no así en el ámbito rural.

Los caros aposentos eran reservados para la nobleza pero la entrada de patio, espectadores a pie, era asequible para todo el mundo. Las entradas populares hacia 1696 costaban 20 maravedís, cuando el jornal más bajo era de 120 maravedís y las necesidades vitales podían ser cubiertas con unos 30 maravedís diarios.  


El público del corral era especialmente turbulento, sobre todo los llamados mosqueteros, los espectadores a pie. Tenían los mosqueteros la costumbre de silbar y arrojar verduras y objetos contundentes al escenario cuando no le gustaba la comedia. Otra costumbre mosqueteril era la de entrar sin pagar, hasta el punto de que fue necesario crear un funcionario especial, el alguacil de las comedias. Sin embargo, no parece que hiciesen demasiado bien su trabajo ya que en 1632 hubo de prohibirse por disposición oficial que los familiares de estos funcionarios entrasen de forma gratuita.     

Calderón de la Barca y Lope de Vega
Pero estos alguaciles no solo debían vigilar el pago de las entradas sino también cuidar el orden, vigilar la separación de hombres y mujeres (las mujeres solo podían ver la comedia desde la cazuela o desde los aposentos para la nobleza) y la puntualidad en la función.

¡Pardiez! cómo me gustaría poder hacer un viaje en el tiempo y asistir a la representaciones de una de las obras de Lope, más del gusto popular que Calderón, en el Corral del Príncipe por ejemplo. El teatro en estado puro.


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miércoles, 17 de mayo de 2017

Curiosidades y anécdotas sobre escritores (2ª parte)


Si en la primera parte de esta sección- podéis leerla AQUÍ- las anécdotas eran cuando menos simpáticos, en esta segunda entrada los datos serán un poco menos festivos; hablaremos de alguna muerte un tanto extraña y hechos 'oscuros'- en algunos casos negrísimos- de ciertos escritores, diez en concreto: Tennessee Williams, Emily Dickinson, Laurence Sterne, Percy Bysshe Shelley, John Donne, Paul Verlaine, Mary LambRichard Lovelace, De NervalNikolái Gógol.

Sin más rodeos... ¡empezamos!


VIEJOS AMIGOS

Después de quemar su cuerpo en la playa de Viraggio, los amigos de Shelley- Byron, Leigh Hunt y Trelawney- se emborracharon; gritaban, reían y hasta cantaban escandalosamente. Quizá para olvidar el cuerpo de Shelley que, cuando ellos lo cremaron, evidenciaba las huellas de cinco semanas de descomposición e hinchazón.


MUERTO Y 'RESUCITADO'

El cadáver del escritor inglés Laurence Sterne fue robado y posteriormente vendido a una escuela de medicina por unos profanadores de tumbas. Cuando la disección estaba ya avanzada fue reconocido casualmente por un cirujano y profesor de anatomía, Charles Collignon. Su cuerpo, o lo que quedaba de él fue devuelto a la iglesia de San Jorge.


LOCURA Y HAMBRE

Nikolái Gógol murió además de muy trastornado mentalmente, de hambre. A la debilidad y deterioro de su cuerpo unió un ayuno autoimpuesto de nueve días que literalmente lo llevó a la muerte. Días antes había destruido el manuscrito con la segunda parte de Almas muertas. Apenas algunos fragmentos se salvaron de la quema.    


MUY 'CASERA'

La poetisa estadounidense Emily Dickinson no salió de su domicilio ni una sola vez durante los últimos diez años de vida. Incluso llegaba a esconderse de las visitas en su propia casa.


POETA?

Paul Verlaine, cuando se encontraba ebrio (lo cual ocurría con más asiduidad de lo recomendable) solía tener fuertes discusiones con su mujer. En una ocasión, en una de estas peleas, lanzó a su hijo de apenas tres meses contra la pared. Los maltratos al pequeño eran frecuentes.


PREVISOR

Johnn Donne posó para un cuadro dentro de su propia mortaja. Y debió gustarle. Luego la quiso cerca, a su lado junto al lecho, durante su larga enfermedad terminal.


EN LA RIQUEZA Y EN LA POBREZA

Richard Lovelace, de clase alta y adinerado gozó casi toda su existencia de una vida de privilegiado, sin problema económico alguno. Su apoyo a la corona, sin embargo, acabaría por traer a su vida la cárcel y la ruina. Al fallecer ejecutado Charles I, todo su mundo se desquebrajó. Murió en la pobreza más absoluta, en la indigencia más mísera; solo la caridad de algunos hicieron posible su subsistencia hasta su fallecimiento en 1657 a los cincuenta años. 


POR UN TAPÓN

Tennessee Williams murió ahogado de la forma más tonta, con un tapón de un tubo de medicamentos. Se encontraba muy bebido y cuando se proponía abrir con la boca un tubo de barbitúricos se tragó el tapón y se ahogó con él. Asfixiante muerte.  


PARRICIDIO MUY 'SHAKESPEARIANO'

Mary Lamb, autora junto a su hermano Charles de Tales from Shakespeare- adaptaciones a prosa para jóvenes de la obra teatral de William Shakespeare- mató a su madre de una cuchillada en el pecho. Su inestabilidad mental, con crisis frecuentes, la persiguió toda su vida. Cada vez que empezaban a notarse lo síntomas de una nueva crisis, Charles la ingresaba en un asilo para su cuidado hasta que pudiese regresar a casa con él.    


OSCURA LIBERACIÓN

El espíritu atormentado de Gérard de Nerval- trastornos nerviosos, depresión, sonambulismo, esquizofrenia,...- junto a sus gravísimos problemas económicos, llevaron al poeta a cometer suicido. Se suicidó según Baudelaire para "librar su alma en la calle más oscura que pudo encontrar". Y así parece ser pues se ahorcó de una barra en la verja de una oscura cloaca en la 'rue de la Vieille-Lanterne'. Gustave Doré inmortalizaría su triste fin.



¡Gracias, como siempre, por la visita!


lunes, 15 de mayo de 2017

Geoffrey Chaucer, el Padre de la literatura inglesa


En el interior de la abadía de Westminster, en el corazón de Londres, hay un lugar dedicado a los más grandes escritores en lengua inglesa. Se le conoce como Poets' Corner. El hecho de que exista este rincón dice mucho del respeto que Gran Bretaña ha mostrado siempre hacia el genio literario. Y el primer nombre inscrito es el de Geoffrey Chaucer (1340-1400) enterrado allí hace más de 600 años.

Geoffrey Chaucer es frecuentemente denominado como el Padre de la literatura inglesa; el inglés en el que escribió era el inglés standard. En ese tiempo había otros autores escribiendo, como el autor de Sir Gawain and the Green Knight o William Langland, pero su inglés era dialectal y difícil de entender ya en el siglo XVII. El inglés de Chaucer era el de Londres, el de Oxford y Cambridge y se identificaba, y se identifica, con el inglés.

En tiempos de Chaucer todos los servicios religiosos se hacían en latín. Inglaterra había formado parte del antiguo Imperio Romano, en el que el idioma oficial era el latín. Más tarde el país fue conquistado por oleados de gentes de lo que son ahora Alemania y Escandinavia que empezaron a unirse a gente de la isa y el idioma empezó a cambiar, y se convirtió en lo que llamamos anglosajón. 300 años antes de que Chaucer naciese Inglaterra volvió a ser invadida, en esta ocasión por los normandos. Y así, y con el paso del tiempo, el latín, el anglosajón y el francés se mezclaron y dieron forma a una nueva lengua. Y en esa nueva lengua que se estaba asentando, no en otra, fue en la que escribió Chaucer. Esa nueva lengua era el inglés.

Sin duda, fue una gran decisión la de Chaucer. Pero que fue una gran decisión lo podemos comprobar ahora; en su época no estaba tan claro. El inglés entonces apenas empezaba a ser utilizado en las escuelas, frente al latín, y en documentos. Estaba apenas en el inicio de su consolidación.

Y si podemos afirmar que fue afortunado al usar el inglés también podemos decir que lo fue al nacer dentro de los estamentos sociales más altos. De jovencito sirvió de page en una de las grandes casas aristocráticas; tomó parte en campañas militares contra Francia en su juventud y, tras una de sus capturas, fue el propio rey Ricardo II quien pagó la fianza para su liberación. Y afortunado fue igualmente en una época que vio el florecimiento de la música, de las artes, de la poesía. Aunque era también momento de pobreza, de miseria, de violencia, de revueltas, de plagas, la poesía tenía su espacio, protegida además por la  los reyes, grandes mecenas. Y Chaucer, como poeta, era altamente apreciado por su estilo elaborado y sofisticado; pero también por su erudición pues leía en varios idiomas y  tenía conocimientos de astronomía, medicina y física. 

Como en aquellos tiempos no existían poetas profesionales y Chaucer trabajaba para el gobierno y la Corona en misiones diplomática o asuntos de espionaje. Y estos viajes de trabajo por España, Francia o Italia  le permitieron entrar en contacto con la cultura europea. Así algunos críticos consideran a Chaucer un poeta tan europeo como inglés.

The Canterury Tales es la obra de Chaucer más admirada, la más larga y la última. Comenzó a escribirla en torno a 1385 cuando tenía unos cuarenta y cinco años. Un grupo de peregrinos emprende su camino de Southwark a Canterbury. El grupo de peregrinos- un cuadro muy fidedigno de la sociedad de finales del siglo XIV- deciden, para entretener su camino, contar cada uno una historia...

Chaucer nunca acabó The Canterbury Tales; solo completó 24 de los 124 cuentos planeados. Remató la obra precipitadamente pidiendo a dios perdón por haberla escrito,

"God send me grace to bewail my sins and to study the salvation of my soul"

Nunca sabremos si estas palabras eran un artificio retórico de una época tan religiosa como la suya o si realmente se estaba lamentando de haberla escrito. Sea como sea, más de 600 años después, Geoffrey Chaucer, el Padre de la literatura inglesa, sigue siendo uno de los autores ingleses más entretenidos e interesantes.


¡Gracias por la visita!


Fuente: Entrevista radiofónica de Chris Nicholson al catedrático Stephen Knight. BBC World Service.

jueves, 11 de mayo de 2017

'No quisiera estar en tus zapatos', de William Irish/Cornell Woolrich


Hace ya unos meses llegó a casa uno de los viejos volúmenes de la editorial Aguilar con una selección de obras del autor Cornell Woolrich publicadas bajo uno de sus seudónimos, William Irish. Se titula Obras escogidas 1.  Se incluyen en él dos novelas: La mujer fantasma y  El plazo expira al amanecer y conjuntos de relatos  No quisiera estar en sus zapatos, Lo que la noche revela y Siete cuntso fúnebras. El que acerco hoy hasta aquí, No quisiera estar en su sus zapatos, es el único que llevo leído por ahora de este volumen recopilatorio. El siguiente será Tenía que ser asesinato, It Had to Be Murder, en el que está basada la excelente película de Hitchcock, Rear Window, titulada en castellano La ventana indiscreta. Pero eso será otra entrada...

Tom Quinn, tenedor de una empresa de sombreros, de 38 años, casado con Annie y con los pies planos- dato que se mostrará sustancial en la historia- es el protagonista de No quisiera estar en su zapatos. Y es acusado de asesinato. La huella de unos de sus zapatos ha sido encontrada en la escena del crimen. La culpa de la mala suerte de Quinn la tienen los gatos, esos gatos que noche tras noche se llaman y se pelean ruidosamente para desquiciar los nervios de los vecinos que han de dejar sus ventanas abiertas para alivio del insoportable calor.

"Comenzaba cada vez con un sonido grave y trémulo. Como el de una tetera que hierve o el del motor de un automóvil al ponerse n marcha, o como si alguien estuviera haciendo gárgaras. Luego se tornaba agudo. Más agudo que el de un chillido y que el de una uña rascando el cristal. Más agudo de lo que los nervios humanos pueden soportar. ¡Miiiauuu! Se convertía luego en un sonido serpenteante, que terminaba en un resoplido explosivo. Hach tuchs! Y empezaba de nuevo." 
El calor, los gatos, unos zapatos que se lanzan por la ventana para ahuyentarlos. Todo una serie de causalidades y casualidades, o no tanto, que llevarán a Quinn a prisión y que sumirán a su esposa Ann en la desesperación.

Imposible dejar de leer este relato, breve por otra parte- unas 55 páginas- siguiendo la investigación policial que va cercando inexorablemente a la pareja. Ellos ajenos y el lector sufriente conocedor de cómo los hechos pesan sobre ellos. Sufriente porque el autor consigue con facilidad que el lector empatiza con ellos: con su mala fortuna, con su vida anodina y sin lujos, con sus esperanzas y con sus angustias.

Y lo mejor de todo, el final. Las últimas palabras de la dulce y sensata Annie. Dan un nuevo sesgo a la historia y marcan la diferencia.     


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martes, 9 de mayo de 2017

Leyendo y releyendo...


Hoy no dejo por aquí una reseña, ni una entrada de historia o sobre literatura sino un par de extractos de una de mis lecturas predilectas. Estoy con su relectura actualmente y nada más acabarla me pondré con la reseña. A decir verdad, es imperdonable que no le haya dedicado todavía una entrada a esta encantadora novela. Pero pronto subsanaré el error.

Mary Jocelyn, la protagonista, se ha convertido junto a Anne Eliot y Jane Eyre en una de esas heroínas que una vez conocidas se quedan a tu lado para siempre. Pero ya hablaremos de héroes y heroínas, de ganadores y perdedores en su momento. Ahora vamos con los breves párrafos, apenas dos y muy cortitos, para que vayáis conociendo un poco a Mary...  

"She had longed for friends, and had cherished passions for two or three bright girls with pigtails, who never seemed shy. She had had some passions for elder ladies also, but they were impatient of uncouth adoration. She retired within herself, and fell in love instead with Mr. Rochester, Hamlet, and Dr. Johnson.(...)"
 
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"In October, as regularly as the leaves fell, she began the winter habit of reading her favourite novels for an hour before dinner, finding in Trollope, Miss Yonge, Miss Austen, and Mrs. Gaskell friends so dear and familiar that they peopled her loneliness.(...)"


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lunes, 8 de mayo de 2017

'The Spectator'. Addison y Steele. La Inglaterra del siglo XVIII

En Inglaterra al período de la Restauración  (1660) y los primeros años del siglo XVIII se la suele denominar era Augusta. El término Augusta surgió en el mismo período aunque usado en más de un sentido. Así a Londres, a la que antes se referían los autores como la Nueva Troya, se la denomina ahora Augusta, heredera de la Roma Imperial. Fue este un período de grandes trabajos de traducción- Dryden tradujo a  Virgilio, Pope toda la obra de Homero- pero también lo fue de imitaciones más o menos libres de las obras de Horacio y Juvenal.  

Y el siglo siguiente, el XVIII, es comúnmente denominado como el siglo de la Razón. Pero esta denominación es tan solo una verdad a medias. El respeto a la razón se muestra en la búsqueda del orden, de la simetría, del decoro, del conocimiento científico; pero, por otro lado, el cultivo de los sentimientos estimuló la filantropía, la exaltación de las relaciones personales de índole doméstica, el culto al sentimiento y la sensibilidad.  Estas dos corrientes fueron sincrónicas aunque puedan parecer contradictorias. En literatura, la primera impulsó la sátira, la discusión, la prosa ingeniosa mientras que la segunda inspiró la novela psicológica, la poesía de lo sublime.

El llamado mercado literario vio su establecimiento en este siglo XVIII con la creación del copyright de los autores en 1709, y empezaron a florecer los periódicos y sus posibilidades didácticas y de entretenimiento.

El artículo periodístico inventado en los últimos años del siglo XVII alcanzó su cumbre a principios del siglo XVIII en el trabajo conjunto de Richard Steele y Joseph Addison y en sus periódicos The Tatler y The Spectator. The Tatler, que se publicaba los martes, jueves y sábados, y The Spectator, que salía a la venta todos los días a excepción del domingo, eran muy superiores a otros periódicos del momento.

The Spectator comenzó a publicarse el 1 de marzo de 1711 y no cesó de sacar su tirada diaria (que llegó a ser de 3.000 ejemplares) hasta el 6 de diciembre de 1712. El motivo de su cierre no fue otro que el agotamiento de las ideas que podían ser debatidas en The Spectator. A los autores, así lo explican ellos mismos, acabó por no ocurrírseles asuntos que tratar de Londres; y es que a excepción de algún artículo más campestre, el periódico se centraba básicamente en la ciudad de Londres y sus habitantes.

La temática tratada era variada; moral, religión, crítica social, retrato de la vida cotidiana de la metrópoli,... evitando en todo momento la política y manteniendo una manifiesta neutralidad entre Whigs y Tories. Aún así y a pesar de esos principios apolíticos, puede percibirse una sutil tendencia Whig.

El ejemplar que lleva en casa unos meses tratado con el cuidado y mino que merece, y que os muestro en las imágenes, es un original The Spectator publicado el sábado 31 de mayo de 1712. El formato es el de una hoja, paper,  de 19,5 cms x 32'5 cms con texto por ambas caras.

La cita de Virgilio bajo el título reza,

"Nescio qua praeter folittum dulcedine laeti."
"eufórico más allá de lo habitual por un cierto placer inexplicable"

y nos prepara ya para el artículo, una lectura muy agradable e ideal para una relajada mañana de sábado, como así era en este caso. 

Comienza con una carta de un amigo que ha estado recientemente en Dinamarca- carta que se desconoce si es real o un artificio literario-  y que lleva al autor a reflexionar sobre la excelencia de la primavera inglesa (este ejemplar se publicó en mayo) para poco a poco derivar en la placidez de la observación de la Naturaleza y en el carácter agradecido a esta Naturaleza y a su Creador que debe regir y prevalecer en nuestro día a día, "a philosophy of life". Un artículo este amable y relajante, diferente en tono a otros más agudos y críticos con la realidad del momento.

Inglaterra durante la primera mitad del siglo XVIII era un país incivilizado y Londres estaba separado del resto del país por carreteras impracticables y muy peligrosas. La capital estaba llena de clérigos en prisión por deudas y otros delitos; de matrimonios concertados como meros asuntos de negocios o por clérigos impostores; de frecuentes duelos; de violencia; de abusos del alcohol no solo entre la clase baja sino entre caballeros y altos mandatarios; de groserías y de ademanes por caballerosos hacia las mujeres; de una crueldad manifiesta en los castigos infligidos, en las brutales diversiones populares, en el desprecio por el sufrimiento humano; de obsesos del juego, uno de los más destacados vicios entre todo tipo de gente... La vida cotidiana en Londres no era precisamente refinada en tiempos de la reina Anne y de George I.

The Spectator- reflejo de su tiempo- sintonizó con el espíritu de la época y logró mejorarla al crear debate y hacer reflexionar a los ciudadanos de la metrópoli sobre estos y otros asuntos y problemas públicos y/o domésticos.


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viernes, 5 de mayo de 2017

Mujeres escritoras y sus obras. Siglos XVII, XVIII y XIX


En esta entrada de hoy acerco un recopilatorio de las reseñas que de obras escritas por mujeres en los siglos XVII, XVIII y XIX llevo publicadas en el blog.

Algunas de las novelas incluidas, como comprobaréis, no tienen enlace; se debe  a que las novelas sí están leídas pero las reseñas, aunque sí redactadas, no están publicadas todavía pero, como saldrán a lo largo de lo que queda de año, ya las he incluido en la lista. E iré, claro, actualizando esta entrada.

Pero sin más vamos ya con las autoras y obras en cuestión. Espero que disfrutéis con esta selección "clásica".

SIGLO XVII

Del siglo XVII tenemos una autora portuguesa- aunque la autoría de la novela epistolar no está del todo clara-, una francesa y una inglesa. Las reseñas son las que siguen,

1669- Cartas de amor de la monja portuguesa, de Mariana Alcoforado

1678- La princesa de Clèves, de Madame de La Fayette

1688- Oroonoko, de Aphra Behn


SIGLO XVIII

Si os interesa particularmente el siglo XVIII y la historia de la literatura escrita por mujeres en ese tiempo, os remito a las dos entradas que sobre este particular llevo publicadas hasta ahora y que podéis leer AQUÍ y AQUÍ.

En esta ocasión las novelas pertenecen todas a autoras inglesas,

1719- Love in Excess, de Eliza Haywood

1744- The Adventures of David Simple, de Sarah Fielding

1778- Evelina, de Frances Burney

1787-1793- El castillo de Lesley, de Jane Austen

1791- A Simple Story, de Elizabeth Inchbald

1794- Los misterios de Udolfo, de Ann Radcliffe


SIGLO XIX

La lista más extensa con diferencia- las querencias de una van por donde van- y con preeminencia, como no, British.

1800- El castillo de Rackrent, de Maria Edgeworth

1803-1804- Los Watson, de Jane Austen

1809- Ennui, de Maria Edgeworth

1811- Sentido y Sensibilidad, de Jane Austen

1812- El absentista, de Maria Edgeworth

1813- Orgullo y prejucicio, de Jane Austen

1814- Mansfield Park, de Jane Austen

1816- Emma, de Jane Austen

1817- Persuasión, de Jane Austen

1817- Sanditon, de Jane Austen

1818- Frankenstein, de Mary Shelley

1818- Matrimonio, de Susan Edmonstone Ferrier

1820 - Maurice, o la cabaña del pescador, de Mary Shelley


1845- La charca del diablo, de George Sand

1847- Jane Eyre, de Charlotte Brontë

1847- Agnes Grey, de Anne Brontë

1848- Mary Barton, de Elizabeth Gaskell

1848- La inquilina de Wildfell Hall, de Anne Brontë

1849- La familia de Alvareda, de Fernán Caballero

1849- Shirley, de Charlotte Brontë

1850- La casa del páramo, de Elizabeth Gaskell

1852- La cabaña del tío Tom, de Harriet Beecher Stowe

1852- Clemencia, de Fernán Caballero

1853- Cranford, de Elizabeth Gaskell

1855- Norte y sur, de Elizabeth Gaskell

1856- John Halifax, Gentleman, de Dinah Craik

1856- Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, de George Eliot

1857- Vida de Charlotte Brontë, de Elizabeth Gaskell

1857- The Professor, de Charlotte Brontë

1859- Adam Bede, de George Eliot

1860- The Mill on the Floss, de George Eliot

1861- Silas Marner, de George  Eliot

1861- La mujer gris, de Elizabeth Gaskell  

1862- El secreto de lady Audley, de Mary Elizabeth Braddon

1863- El secreto de Aurora Floyd, de Mary Elizabeth Braddon

1863/64- La prima Phillis, de Elizabeth Gaskell

1866- Ruinas, de Rosalía de Castro

1866- Miss Marjoribanks, de Margaret Oliphant

1868- Anne Hereford: a novel, de Ellen Wood

1868- Little Women, de Louisa may Alcott

1870- Lugares comunes, de Christina Rossetti

1871/72- Middlemarch, de George Eliot

1871- La princesa de los brezos, de Eugenie Marlitt

1876- The Laurel Bush. An Old-Fashioned Love Story, de Dinah Craik

1878- El caso Leavenworth, de Anna Katherine Green

1882- La puerta abierta, de Margaret Oliphant

1882/83- Por el bien del comandante, de Constance Fenimore Woolson

1884- Lady Mary, de Margaret Oliphant

1884- El secreto de lady Muriel, de Charlotte M. Brame

1884- La virtud de Checchina, de Matilde Serao

1887- Desterrada, de Mary Elizabeth Braddon

1888- La casa de los búhos, de Eugenie Marlitt

1888- The Romance of a Shop, de Amy Levy

1890- Dora Thorne, de Charlotte M. Brame

1890/91- Piedad. Historia de una joven desgraciada, de Mariana de Mendoza

1891- La saga de Gösta Berling, de Selma Lagerlöf

1892- The Yellow Wallpaper, de Charlotte Perkins Gilman

1896- Memorias de un solterón, de Emilia Pardo Bazán

1897- The Mystery of Gramercy Park, de Anna Katherine Green

1897- Damas en bicicleta, de F. J. Erskine


1898- An Encore, de Margaret Deland

1899- Evelina's Garden, de Mary Eleanor Wilkins

1899- El despertar, de Kate Chopin



(Última actualización 12/02/2018)

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