Gracias a Eva, del blog Los libros de Eva, the reading coach, que ha organizado la lectura conjunta de El hombre de Grafeneck me he animado a leerla. Debía ser de las pocas personas que no la había hecho ya. Me había resistido porque, ya sabéis, no leo en digital, pero finalmente me he decidido. Y me alegro, me alegro mucho.
Félix Jaime nos presenta en El hombre de Grafeneck una narración en perpetua dualidad: dos espacios, Alemania y Madrid, dos tiempos, la época nazi y la actualidad y dos géneros, la novela histórica y la novela negra.
En el Madrid actual nos encontraremos con Bernardo Soto, un escritor de cierto éxito venido a menos y en horas bajas, y a Sandra Limonero, novia de un joven fallecido hace dos años en circunstancias un tanto turbias. Mientras la policía ha dado el caso por cerrado y la familia piensa en un ajuste de cuentas por drogas, Sandra no lo tiene nada claro y, junto a la compañía de Bernardo- forman una peculiar y desigual pareja- investigará su muerte.
El horror que se nos muestra en Alemania
entre los años 1939 y 1942 es inenarrable, aunque Félix Jaime sí lo
hace y magníficamente. Viktor Brack inicia con el programa Aktion T-4 la
limpieza racial. Muerte por compasión, eutanasia o eugenesia serán
los términos que esconden la experimentación y eliminación de miles y
miles de seres humanos con minusvalías físicas o psíquicas. Lorenz
Hackenholt es un antiguo albañil y mecánico de las SS que se revelará como un
muy buen profesional, muy eficaz en su labor en el programa. Su progresiva degeneración, que se
manifiesta en la total y absoluta indiferencia ante el horror, se hace evidente.
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Viktor Brack y Lorenz Hackenholt |
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Castillo de Grafeneck |
Creo que lo que verdaderamente horroriza en la historia es que los implicados en esas torturas, experimentos y matanzas no son monstruos, no son demonios, no son seres venidos del más allá, sino seres humanos, como nosotros, con sus miserias, sus ambiciones, con sus familias y sus afectos, son seres de carne y hueso que han sido capaces de incorporar a su vida el dolor, el sufrimiento, la agonía y la muerte de los otros. Da vértigo creer que pueda ser tan fácil saltar esa línea.
El hombre de Grafeneck es una novela
bien escrita y bien construida, con dos tramas interesantes que llegan a
un final común, como era de prever. De las dos las que más me ha
interesado ha sido la histórica. Aunque la trama actual se hace
necesaria para aligerar el drama de la otra con, por ejemplo, las
ocurrencias de Bernardo, contiene algunas partes que no me han
convencido del todo, como tampoco me ha gustado particularmente el
final, un poco fantástico a mi entender. Por otra parte, la ambientación es magnífica y evidencia el gran trabajo de documentación que el autor ha realizado.
Pero lo mejor de lo mejor es que
cierras el libro y sigues a vueltas con la historia, y buscas
información aquí y allá... Adoro los libros que me incitan a leer más, a
investigar, a pensar.
Si no habéis leído todavía la novela, no lo dudéis. A pesar de esas pequeñas objeciones que he comentado, es una buena novela. Recomendada queda.
¡Gracias por la visita!
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