viernes, 29 de septiembre de 2017

'El hombre que no era nadie', de Edgar Wallace


Mi primera incursión en la prolífica obra de Edgar Wallace ha sido este título de hoy, El hombre que no era nadie. No será la última; La puerta de las siete llaves está ya a la espera de su momento. 

Edgar Wallace nació en Londres, hijo ilegítimo de la actriz Mary Jane "Polly" Richards y del actor Richard Horatio Edgar. Tuvo una infancia feliz en las casa de los Freeman, que lo cuidaban y a los que Polly pasaba una pequeña suma de dinero. Cuando no pudo hacer por más tiempo frente a este gasto, los Freeman adoptaron a Wallace. Dejó las escuela a los 12 años y desempeñó múltiples empleos hasta su alistamiento en el ejército cuando tenía 21. Trabajaría después como corresponsal durante la Segunda Guerra de los Boer... y escribiría mucho: 18 obras de teatro, poesía, libros de historia, 957 relatos y más de 170 novelas. Cuando falleció, se hallaba en Hollywood preparando el guión cinematográfico de una de sus novelas más célebres, King-Kong

El hombre que no era nadie es una novela de suspense, un thriller, un tanto peculiar en cuanto que no hay investigador ni investigación. Lo que sí hay, no podía faltar, es una muerte

Por un lado, tenemos a un noble, Sir James Tynewood, con demasiados gastos, muy poca cabeza, mucho tiempo libre y una esposa, Alma Trebizond, que acaba de atraparlo; a un hombre, Pretoria Smith, venido de Pretoria (Sudáfrica) de dudosa identidad,  al  que Tynewood parece odiar. Por otro lado, nos encontramos a la señorita Marjorie Stedman, ayudante en la firma de abogados Vance & Vance que lleva los asuntos de Tynewood, y también a un tío de esta que ha hecho su riqueza en las minas de Sudáfrica, desde donde les envía recursos a ella y a su viuda y algo despilfarradora madre. Y finalmente, nos encontramos con un asesinato, que la señorita Stedman presenciará, con el capricho de un tío que se siente morir, con una boda que Stedman se ve obligada a contraer para salvar la situación provocada por las deudas contraídas por su madre,... y ya tenemos el cocktail listo. Un cocktail, eso sí, con poca graduación, que se bebe sin casi enterarse uno pero que resulta agradable y de muy fácil digestión.  

El hombre que no era nadie es una novela entretenida, con un ritmo ágil, con variedad de personajes (caza-fortunas, snobs, ricos ociosos, parientes con ideas peregrinas,...) aunque dotados de poca profundidad; es una lectura ideal para un tarde amena atrapada en una historia ligera, con toques de humor y algo de romance en donde no todo es lo que parece. 

Si queréis, tras la lectura podéis ver la adaptación para la televisión- numerosas novelas de Wallace fueron adaptadas, algunas en varias ocasiones, para la gran pantalla o para series de TV- dirigida por Montgomery Tully en este enlace. Como suele pasar, la adaptación es demasiado libre y pierde, a mi entender, bastante de la frescura con la que cuenta la novela de Wallace. Aún así y con todo, se deja ver con agrado.  


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miércoles, 27 de septiembre de 2017

'La condesita', de Max Du Veuzit


Alphonsine Zéphirine Vavasseur (1876-1952) fue una autora francesa que escribió sus novelas sentimentales bajo el seudónimo de Max Du Veuzit. Con una temprana pasión por la lectura y la escritura, desarrolló ya desde niña un gran amor por la poesía y los clásicos, desde Lamartine a Chateaubriand pasando por Victor Hugo y muchos otros. Pronto publicó algunas historias cortas en la revista La Cloche Ilustrée de Havre y ya en 1896, con apenas veinte años, sus primeras novelas. Serían en total unos 40 los títulos publicados, sin incluir algunas de las obras de teatro que publicó firmando con el seudónimo masculino de Georges Lomelar

Pero además de novelista y dramaturga, Alphonsine fue editora de la revista de Montivilliers e hizo crítica literaria en varios periódicos de Normandía. Su gran popularidad y reconocimiento en su tiempo lo evidencia el que fuese admitida en la Sociedad de Gente de Letras, que fuese miembro de la Sociedad de Autores Dramáticos de Francia y de la Sociedad Geográfica y que poco antes de su fallecimiento fuese galardonada con la Legión de Honor.

Aunque a los lectores del siglo XXI sus presupuestos argumentales nos pueden parecer ingenuos y algo demodé,  Max Du Veuzit fue una escritora adelantada a su tiempo, audaz en cierto modo, y recibió las críticas de la Iglesia católica que consideraba evidente y manifiesta la inmoralidad de algunas de sus novelas. Aunque ahora nos cueste creerlo. 
"- Felipe, hijo mío, ¿quieres, sí o no, examinar seriamente mi proposición? ¡Tu terquedad nos acarreará una catástrofe!
La voz suplicante de su anciana madre hizo estremecerse al conde."
Así, con la conversación entre Felipe de Armons y su madre en el salón de su suntuosa mansión, da comienzo la novela de Du Veuzit La condesita, publicada en 1932.


La fea situación económica que atraviesa la noble familia Armons tras el fallecimiento del patriarca y algunas desafortunadas gestiones obliga a medidas drásticas y rápidas. Felipe, el más joven de los dos hijos de la condesa, ha de sacrificarse por la familia para superar la crisis y de paso poder dar al linaje de los Armons un heredero varón. Pero él se resiste horrorizado a contraer matrimonio por interés con la desconocida joven que su madre le ha encontrado. Felipe de Armons se nos presenta como un joven viudo- todavía presente el recuerdo de su querida Jacqueline- sensato, honrado, íntegro, de fuerte carácter pero algo terco y orgulloso

A Myette la condesita protagonista la conocemos ya en el capítulo II. El castillo de los Darteuil, o mejor dicho en un rincon del ala abandonada de dicho castillo es su lugar de residencia/martirio. Allí vive confinada. Una madrastra pérfida, una hermanastra sin dote y la herencia del fallecido Juan de Darteuil, padre de Myette y segundo esposo de la señora Darteuil son la causa de la desgracia de la joven, una Cenicienta enclaustrada, sucia, demacrada y famélica.

Pero si Cenicienta encontraba a su príncipe azul, Myette ha de conformarse con un matrimonio con Felipe de Armons; un matrimonio secreto, con carácter de urgencia y de conveniencia... para ambos: para él como solución a su situación financiera, para ella como huida del poder de su madrastra y de la intención de esta de encerrarla en un manicomio. La idea de una unión romántica queda aquí descartada. 
Portadas de ediciones italiana, francesa y española
Uno de los mayores aciertos de la novela es el desarrollo y evolución del personaje de Myette. Tras la boda y el inmediato viaje /huida de Felipe, se va desvelando la verdadera Myette. Además de la necesaria y sorprendente mejora de salud y apariencia física- ropa, belleza, estilo-  se produce una transformación en su personalidad; la pobre muchacha obediente y callada, que sufre la humillación pública de verse despreciada por su marido, se convierte en una joven independiente, de carácter e ideas claras, de indudable fortaleza, que desea llevar las riendas de su propia vida y que logra ganarse el respeto y el afecto de su familia política. Iremos conociéndola a medida que se desarrolla la historia en sus tres partes- en la 1º y 3º a través de un narrador omnisciente y en la 2º en primera persona en la voz de la propia Myette.

Es evidente que Max Du Veuzit no explora todas las posibilidades de la situación- boda, abandono del marido, despertar de la protagonista- pero sí algunas. aunque finalmente se decanta la autora obviamente por el final que añoran y desean sus miles de lectoras. Seguro que ya lo intuyes...

Os recomiendo la lectura de La condesita si no conocéis a la autora y deseáis descubrirla, o si añoráis el sabor de las viejas historias y estáis dispuestos a una mirada cómplice y contextualizada. La condesita es lo que es, con sus aciertos y sus innegables defectos.

Si os interesa, seguro que podréis encontrar algún ejemplar de una antigua edición en cualquier librería de viejo. Mi edición es de 1941 en pasta dura y muy cuca- Colección Puleyo ('Recomendada especialmente para señoritas')/Librería Subirana de Barcelona- y contiene un curioso error: en el lomo exterior aparece como autora M. Delly- otra reina rosa en lengua francesa- aunque en el interior está correcto. Cosas que pasan..... O si no, si preferís, podéis leerla AQUÍ en francés.  


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lunes, 25 de septiembre de 2017

Charles Paul de Kock, del éxito al olvido. Apuntes biográficos.


El novelista francés Charles Paul de Kock (1793-1871), fue uno de los escritores más populares del siglo XIX. Era hijo de un banquero holandés algo manirroto que fue guillotinado durante el reinado del Terror. Ya a la edad de 15 años escribió, y autopublicó, su primera novela, El hijo de mi mujer, que desgraciadamente para él pasaría sin pena ni gloria.

Después de colaborar en varios vodeviles, el melodrama Catherine Courlande, representada en el teatro L'Ambigu-Comique en 1814, le hizo famoso. Y con Georgette y Hermano Jacques llegó su verdadero triunfo literario, que seguiría con Monsieur Dupont, Jean la lechera de Montfermeil, El hombre de la naturaleza y el hombre civilizado, La millonaria, El cornudo, Un racimo de grosella,... o las que son quizá sus novelas más famosas El barbero de París y Andrés el de Saboya

Paul de Kock acabó publicando más de 400 obras-vodeviles, dramas, alguna novela histórica que apenas merece mención y novelas por entregas, muchas novelas por entrega- casi en su totalidad historias de la vida parisina de clase media llena de cabarets y enredos y salpicadas de humor, en ocasiones algo picante para la época.  De hecho, en algún caso incluso ya solo el título fue motivo de escándalo, como con Le Cocu (El cornudo), que al hacer referencia al acto del adulterio era causa de rubor para las damas que deseaban adquirir la obra. La mayoría de sus novelas fueron publicadas por Ediciones Rouff y hoy en día son especialmente importantes para reconstruir esta vida de la clase media parisina a comienzos del siglo XIX.

El éxito prodigioso de sus obras se explica por el hecho de que son genuinamente populares.  Paul de Kock describe las costumbres de la gente de París antes de 1848: el mundo de las cosas sencillas, de las escapadas rurales, de grandes risas, de bromas, y siempre con gran sentido del humor. La espontaneidad, la sensibilidad y la bondad son cualidades que hicieron de Paul de Kock un autor apreciado no sólo por lectores menos exigentes como los empleados y las grisettes- jóvenes trabajadoras de París, principalmente dependientas, modistas y empleadas domésticas- sino también por escritores contemporáneos de consolidada reputación.

Así, por ejemplo, se cuenta la anécdota de que, estando una noche Alejandro Dumas cenando en Saint Germain, un adulador le dijo: 'Maestro, en el futuro solo se recordará  a tres novelistas de nuestro siglo: usted, madame Sand y Balzac'. 'Quisiera', dijo Dumas, 'añadir un cuarto'. '¿Quién?', preguntó el otro. 'Paul de Kock', contestó Dumas. 'Él perdurará en el recuerdo más tiempo que nosotros. Si usted no comparte mi opinión, es que usted no es un buen lector'.

Tuvo muchos lectores y muchos defensores dentro de los círculos literarios. En enero de 1837  la Edinburgh Review or Critical Journal comentaba en su defensa,
"It is this extraordinary popularity which has injured M. Paul de Kock with those who affect to  be finer than the many. They accuse him of being the authro os the grisettes."
Pero también contó con detractores. Así, en el número de abril de 1841 se decía de Paul de Kock en la Waldie's Select Circulating Library and Journal of Polite Literature,
"Paul de Kock has enjoyed, and still enjoys, more celebrity than any living writer; that is to say, if the extent of a man's reputation be judged by the number of his readers." 
Y en 1905 New International Encyclopædia describe sus historias como
"rather vulgar, but not immoral, demanding no literary training and gratifying no delicate taste". 
Decía el propio autor en sus Memorias como respuesta a las críticas de este tipo que había recibido,
"Y si algunos críticos serios, al diseccionar algunas de mis novelas, doctoralmente decidieron que emanaban de una pobre pluma que ni siquiera llegó a cursar humanidades, no me cuesta confesar que esos señores no se equivocaban. Lo confieso humildemente: nunca fui capaz de traducir a Horacio como Jules Janin, ni a Homero como Madame Dacier. ¡Ni lo intentaba! En cuanto a mi estilo, si muchas veces lo acusaron de descuido, responderé que, habiéndome inspirado generalmente para mis tramas y mis personajes en la clase social baja, sería un grave error por mi parte hacerlos hablar como académicos. Y en cuanto a los errores de gramaticales, de los que es posible que me acusen, diré que, habiendo oído decir que ni los mayores escritores están libres de una acusación de ese genero, no es extraordinario que yo, que soy sólo un novelista popular, merezca a veces esa sentencia."

Recordemos en este sentido que Paul de Kock apenas asistió a la escuela debido a los problemas financieros de la familia- la enseñanza primaria básica no fue gratuita en Francia hasta 1880- y con ocho años apenas sabía leer y escribir con dificultad. Pero logró ir superando de modo casi autodidacta estas trabas y limitaciones y acabar convirtiéndose en el autor de los grandes best-sellers de la época... y en un gran olvidado hoy en día. 

Como bien dice Francisco Lafarga en El relato corto francés del siglo XIX, "La historia literaria y la posteridad han jugado a veces malas pasadas a los escritores: algunos que fueron celebérrimos en su época han caído en el más absoluto de los olvidos. El caso de Paul de Kock es de los más elocuentes en este sentido."

Con esta entrada biográfica de hoy y la reseña de Un racimo de grosella- si hubiese tiempo también la de La millonaria-, acercamos hasta aquí, en el contexto del Proyecto E2O, el recuerdo de este ignorado autor decimonónico.


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viernes, 22 de septiembre de 2017

'Crimen en la granja', de Minette Walters


Crimen en la granja- título original Chikenfeed- de Minette Walters, fue galardonada como la mejor novela entre las 12 publicadas en la primera serie de la iniciativa Quick Reads del Reino Unido. El hecho de ser escrita en el marco de esta propuesta nos da una idea de la sencillez narrativa de la novela. Recordemos que Quick Reads actúa como plataforma de fomento de la lectura entre un público adulto que no tiene mucha experiencia lectora, que carece de tiempo para encarar una novela más larga o para los que el inglés es su segunda lengua. Teniendo esta premisa en consideración es de suponer la sencillez de la técnica narrativa utilizada, el uso de un vocabulario asequible y poco complejo y la búsqueda de una temática que enganche y capte lectores. Y todo esto se manifiesta en Crimen en la granja: estricto orden cronológico, sin flashbacks ni otros artificios, llaneza de lenguaje y la historia de un crimen de una joven perpetrado por otro joven en la Inglaterra rural. Y funciona.   

La novela que Walters construyó, Crimen en la granja, está basada en hechos reales, en los trágicos sucesos acaecidos en una granja de Crowborough, Sussex, en los últimos días del otoño de 1924.  
"Nubes gélidas ensombrecían el cielo del primer día que Elsie Cameron habló con Norman Thorne. Quizá Elsie debiera haber tomado aquella borrasca como un augurio de lo que iba a suceder, pero ¿qué chica habría podido predecir que el hombre que acababa de conocer la despedazaría cuatro años más tarde en un lugar llamado Blackness Road?
La consecuencia de lo que sucedió en la granja de pollos es un hecho, la sentencia es parte ya de la historia pero lo que sucedió realmente sigue siendo hoy una incógnita para muchos. Aunque la Justicia dictaminó y Thorne fue sentenciado a muerte- fue colgado el 22 de abril de 1925 en la prisión de Wandsworth-, ya entonces eran muchos los que tenían dudas sobre la culpabilidad de Thorne ('beyond reasonable doubt' 'más allá de toda duda razonable'), Sir Arthur Conan Doyle entre ellos. El creador de Sherlock Holmes vivía ya por aquel entonces en Crowborough y se interesó vivamente por el caso.
De izqda. a drcha. y de arriba abajo: Norman Thorne y Elsie Cameron.
La policía desenterrando los restos de Elsie. Norman fotografiado por los reporteros en su granja durante
la desaparición de Elsie. Bessie Coldicott. 

Walters da un vuelta de tuerca con un reinterpretación no tanto del crimen en sí sino de lo que llevó a esos dos personajes, Elsie y Norman, a estar juntos en la granja el fatídico 5 de diciembre de 1924.

Norman y Elsie se habían conocido en un baile, como muchas otras parejas. Ella tenía 22 años; él 18. A partir de entonces fue ella la que marcó el vertiginoso ritmo de la relación. Elsie, de carácter irascible y depresivo, con cierto desequilibrio emocional y graves problemas en sus relaciones sociales y laborales encontró finalmente su objetivo en la vida: casarse con Norman... y cuanto antes. Se comprometieron, con el desagrado por parte del padre de él y la gran alegría de los padres de ella, pero el tiempo pasaba. La granja de Norman no iba del todo bien; Bessie, un bella y serena joven entró en escena; Norman comenzó a ver otras posibilidades y un mundo más amplio que el que la absorbente Elsie le ofrecía; Elsie decidió entonces jugar su última baza y....   

Crimen en la granja es una novela no ya para una tarde relajada sino para una hora de lectura fácil y rápida, sin complicaciones argumentales ni complejos personajes. Para leer de un tirón.


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http://carmenyamigos.blogspot.com.es/2017/02/reto-tour-literario-condados-de.html


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miércoles, 20 de septiembre de 2017

'Como vana sombra', de Jane Hervey


Altas expectativas de nuevo con una novela publicada por la editorial Alba, una editorial que es signo de calidad y cuyas publicaciones suelen acercarse bastante a mi zona de confort. Pero aquí, con la lectura de Como vana sombra, ha surgido, y bien que lo siento, una pequeña decepción.

"- Señora... ¡Señora!... La enfermera me ha pedido que le diga que el coronel ha fallecido plácidamente mientras dormía a las dos y media de la madrugada...

Despojada de la protección de su narcotizada oscuridad, la señora Winthorpe avanzó tanteando con disgusto las palabras 'plácidamente, mientras dormía."

Un grupo familiar reunido en la casa paterna de Otterley Hall, en Derbyshire, tras el fallecimiento del patriarca, un hombre que ha manejado a su familia con mano firme, es, qué duda cabe, un interesante planteamiento con ricas posibilidades de desarrollo como comedia o como novela psicológica. Pero en Como vana sombra todo se queda en nada; como comedia, no consigue su objetivo y, como novela psicológica, carece de la profundidad precisa, de tensión, de conflicto, de sustancia. Resulta, por tanto, una novela insustancial. 

La lectura es agradable; iremos conociendo página a página a los distintos miembros de la familia Winthorpe, a algunos de los sirviente de la casa, las relaciones entre los personajes y entre cada uno de ellos y el fallecido cabeza de familia, sus problemas personales y sus inquietudes y ambiciones acerca del testamento,... Pero ese deleite en la lectura se debe en gran medida a que el lector tiene la sensación de estar avanzando, y a la espera por tanto, de ese momento de tensión, de ese conflicto- quizá  con el testamento, o  con el reparto de  bienes  para evitar  los impuestos, o  con los  problemas familiares de alguno de ellos- que haga saltar  por los aires, o agitar  un poco al menos,
la armonía del grupo y que se desvele la verdad oculta tras esa apacible apariencia (la sinopsis editorial de la contraportada contribuye a esta falsa suposición). Pero ese esperado momento no acaba de llegar, no hay en la novela realmente ni nudo ni desenlace, lo que acaba por frustrar finalmente al lector. El único conflicto que podría llega a surgir en escena es desaprovechado por la autora ostensiblemente.

El lector- la que esto suscribe al menos- llega al final del libro preguntándose, ¿para qué todo esto? Digno de resaltar son quizá algunas introspecciones de dos de los tres personajes femeninos de la novela, reflexiones estas que otorgan algo de profundidad y sentido, pero poco más. El resto de la narración es entretenida sí, en ese devenir de arreglos y consensos para el funeral y último adiós al patriarca, de fácil lectura también, pero sin fondo, vacía de contenido. Tanto la historia como los personajes no dejan impronta y tras la lectura quedan inmediatamente relegados al olvido... como vana sombra.


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lunes, 18 de septiembre de 2017

'La mujer gris', de Elizabeth Gaskell


En ocasiones las grandes desgracias permiten aflorar el genio latente. En el caso de Mrs. Gaskell la prematura muerte de uno de sus hijos fue el doloroso suceso que la llevó a buscar en la escritura un modo de escape a su desconsuelo. Así nació la escritora. Y La mujer de gris (The Grey Woman, 1861), historia de tintes góticos, es uno de los relatos escritos durante sus cerca de 20 años de fecundidad literaria. Mary Barton, Cranford, La prima Phillis, La casa de páramo, Hijas y esposas, Norte y Sur o la gran biografía, todo un referente, La vida de Charlotte Brontë.  se encuentran entre las obras de la autora. 

No es este uno de sus mejores relatos, a decir verdad, pero con la calidad suficiente para ser leída con agrado y deleite. Sus 89 páginas en la edición de Alba- Colección La mujer y el amor en la que se encuentra también, por ejemplo, Lugares comunes, de Christina Rossetti o La adúltera, de Theodor Fontane- se devoran de un tirón atrapando al lector en las intrigas y secretos que se esconden y en el incierto futuro de la joven, inocente y cándida protagonista

La mujer gris es realmente una historia dentro de otra historia. Utilizando el recurso del viejo cuadro de una bella mujer que llama la atención a unos viajeros, conoceremos la trágica historia de la dama. Y lo haremos a través de una misiva de advertencia dirigida por la propia protagonista a su hija Ursula. 

Anna Scherer, bella y joven alemana hija de un molinero, contrae matrimonio con un noble francés, Monsieur de la Tourelle. Comienza así la parte más gótica y aterradora del relato- vida de reclusión y confinamiento en el lúgubre y recóndito castillo, siniestros criados, soledad y alejamiento de su familia, un oscuro marido con ocultas pasiones, pasadizos, intrigas y secretos, un cadáver,... - para dar lugar a una segunda parte menos sobrecogedora aunque igual de angustiosa con la huida junto a su fiel dama de compañía, Amante, mientras el marido y sus secuaces las persiguen de cerca intentando darles caza.

Maravillosa la primera parte con la claustrofobia vivida por una mujer secuestrada en su propia casa, por su propio marido, que sabe que no es dueña de su propia vida, que se halla a  merced de las decisiones y caprichos de otros... Se hace muy fácil comprender la apasionante y apasionada lectura que las mujeres de la época de seguro harían ante una situación tan aterradora pero desgraciadamente plausible. La segunda parte mantiene la intensidad, aunque quizá es demasiado predecible para el lector actual y esto le resta inevitablemente algo de fuerza. 

Es interesante y merece la pena prestar atención a las transgresiones de clase y género que se evidencian en la segunda parte del relato y que no adelantaré aquí para evitar spoilers

En conclusión, La mujer gris es una lectura ágil, viva, que atrapa y que recomiendo sin duda alguna. Gaskell no defrauda.

Puede leerse en castellano, en la edición de Alba, o en inglés en Project Gutenberg en ESTE ENLACE.  


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jueves, 14 de septiembre de 2017

¡De vuelta!



A partir de mañana regresamos, no hay remedio posible, a nuestra normal cotidianidad con los madrugones, cafetines reparadores a primera hora, apuros, stress... ¡Vuelta al trabajo! Y vuelta también a otras pasiones y aficiones, como este blog. ¡No todo va a ser trabajar! Si ya lo dicen los ingleses, y bien que lo sabía Jack Nicholson en The Shining,... 'All work and no play makes Jack a dull boy'.

Así que Carmen y amig@s abre de nuevo sus puertas el próximo lunes 18. Iremos actualizando lo lunes, miércoles y viernes con lecturas ya pendientes de reseña desde antes de las vacaciones, con los artículos sobre las lecturas de este verano y con otras propuestas. Avanzaremos así, poco a poco, en la consecución de los dos retos de este año: Tour literario. Condados de Inglaterra y Proyecto E20.   

Y nada más por hoy. Espero que estéis bien, que hayáis disfrutado del verano- por mi parte no ha habido queja- y os invito a seguir visitando esta bitácora. Sed bienvenidos de nuevo. Poneos cómodos. Estáis en vuestra casa...  

¡Gracias por la visita!