domingo, 19 de enero de 2014

Una pausa...

 
 
... sin fecha límite. Mis disculpas anticipadas por los compromisos que con toda probabilidad no podré cumplir. Sed muy felices. ¡Hasta pronto, amig@s!    
 
  

lunes, 13 de enero de 2014

'Episodios Nacionales. Bailén', de Benito Pérez Galdós

"No basta la vida, hay que vivirla y esto exige determinar no solo la verdad sino, además, buscar algún sentido."
No se puede estar más de acuerdo con estas palabras de José Luis Mora García. Y se podría extrapolar esta idea para añadir que no basta con la historia, sus desnudos datos y acontecimientos, sino que hay que vivirla. Y a esto contribuye Galdós, el garbancero, acercándonos con vívidas imágenes la historia en sus Episodios Nacionales
 
¡El garbancero! Valle-Inclán, de estilo bien diferente al de Galdós, atacaba así con este apelativo su estilo castizo, coloquial y familiar, quizá un tanto envidioso desde su pobre posición del éxito de don Benito, la estrella del momento. Y es que es ese lenguaje castizo, expresivo, de olor a cocido que diría algún crítico, sencillo- al menos aparentemente-, tan cervantino, el gran atractivo del estilo galdosiano. 
 
El libro favorito de Galdós era El Quijote, y la influencia de Cervantes es palpable allá donde miremos y allá donde enfoquemos su obra. Y en este tomo cuarto de la primera serie de los Episodios Nacionales, Bailén, se hace más evidente que nunca. 
 
Comenzamos el episodio con Gabriel de Araceli recuperándose de la tres balas que los franceses, la canalla, le han disparado al pretender fusilarle. Nuestro héroe va recobrando el sentido mecido por la acalorada discusión que Santorcaz y Santiago Fernández mantienen sobre la victoria o derrota de Napoleón y sus tropas en España. Santorcaz, buen pillo que ha vivido algunos años en Francia, defiende la victoria gala, mientras que Santiago Fernández, loco ridículo al que llaman el Gran Capitán, el triunfo patrio. Nosotros, con ellos, nos hacemos unas risas. Gabrielillo no tiene fuerzas todavía para ello.

Una vez recuperado acompañaremos a Gabriel desde Madrid a Córdoba, con Santorcaz y Marijuan, un joven criado que va a servir a su ama, la condesa viuda doña María de Oro de Afan de Ribera. Alguna pequeña picardía adorna el camino de los tres y, a la altura de la Mancha, Luis de Santorcaz, cual Quijote del siglo XIX cree ver no ya molinos de viento sino la misma batalla de Austerlitz. Cosas veredes, Sancho, digo, Gabriellillo... El guiño cervantino es no evidente sino manifiesto en este homenaje al ilustre personaje.
"Esto es lo cierto: la Mancha, si alguna belleza tiene, es la belleza de su conjunto, es su propia desnudez y monotonía, que si no distraen ni sorprenden la imaginación, la dejan libre, dándole espacio y luz donde se precipite sin tropiezo alguno. La grandeza del pensamiento de D. Quijote no se comprende sino en la grandeza de la Mancha." 
Gabriel no tiene otro objetivo en ir a Córdoba que dar con su querida y ahora desaparecida Inesilla, cuya ascendencia parece empezara a aclararse y cuyo matrimonio ha sido acordado con- hete aquí, bendita casualidad- el hijo primogénito de doña María, a su vez emparentada con la condesa Amaranta, antigua ama de Gabriel. Inés es en verdad el único interés que lleva a Gabriel a esas tierras, en donde finalmente será testigo y partícipe, aunque un tanto despistado en papeles varios que afectan a Inés y su futuro, en la célebre batalla de Bailén.   
 
Nos encontramos en Bailén el ya conocido enredo folletinesco entre Gabriel e Inés- la callada Inés-, seres de ficción y personajes históricos- mezcla de realidad y ficción típicamente cervantina-, abundantes dichos y refranes, humor caricaturesco, humor lingüístico, humor y más humor- las figuras de el Gran Capitán, don Diego, don Paco o el diplomático, por ejemplo, darán al lector alguna alegría- y, como ya es frecuente en esta primera serie, escaso uso del diálogo en favor de la narración y de la descripción de personajes, de plazas, calles y conventos, de situaciones, de precisos ropajes,... 
 
Galdós- escritor de la vida, creador de mundos- nos trae en Bailén un retazo más de nuestra historia, un retrato de una España en pleno levantamiento contra los franceses invasores, de la crueldad de ciertos momentos pretéritos, pero nuevamente bajo una mirada amable arropada por el humor y con cierto fin ejemplarizante, para hacer suya la premisa de Pessoa que dice que...
 
"El arte y no la historia es el maestro de la vida." 
   
Y concluyo ya con unos versos del poema que Luis Cernuda dedicó a Galdós en su último libro, La desolación de la quimera...

"(...) La real para ti no es esa España obscena y deprimente
En la que regentea la canalla,
Sino esta España viva y siempre noble
Que Galdós en sus libros ha creado.
De aquella nos consuela y cura ésta."

Apliquémonos el cuento, que la canalla abunda en estos oscuros tiempos nuestros...

P.D. 1 Animo a Mónica, o a quien corresponda, a organizar más pronto que tarde la lectura conjunta del siguiente episodio. En Despeñaperros, camino de vuelta a Madrid, hemos dejado a Gabrielillo. Nuevas y arriesgadas aventuras se avecinan y no sería de buen proceder dejar a este buen amigo a su suerte...

P.D. 2 Las ilustraciones corresponden  a la edición en la que estoy leyendo los Episodios Nacionales, la edición facsímil que publica JdeJ editores. Preciosa edición a muy bien precio, todo hay que decirlo, y en la que espero continuar leyendo al menos esta primera serie.



 

lunes, 6 de enero de 2014

'El regalo de los Reyes Magos', de O. Henry


Si os digo que este libro que os enseño aquí en esta fotografía incluye relatos de autores como Bécquer, Galdós, Wilde, Chéjov, Christian Andersen, Clarín, Pardo Bazán, Dostoyevski, Stevenson,... os hacéis ya una idea de la calidad del mismo. 'Cuentos para una Navidad' es un libro precioso, su edición muy cuidada, pero además la selección de los cuentos navideños, inmejorable.

Ha sido todo un acierto la decisión de unirme a la propuesta de Alianza editorial y alimentar el espíritu de estas fechas con estos quince clásicos, uno por día, desde el 23 de diciembre hasta hoy mismo, 6 de enero. Todo un deleite el descubrimiento y/o recordatorio de estas historias de pobres huérfanos, amantes padres, ilusiones, generosidad, honradez, sencillez, humildad,...

Y el último cuento que cierra el libro no es ni más ni menos que el inolvidable y conmovedor El regalo de los Reyes Magos (The gift of the Magi), de O. Henry (William Sydney Porter, 1862-1910), que ya había leído en inglés y al que ha sido un placer volver... 
"Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo . Y sesenta de esos centavos estaban en peniques; peniques ahorrados poco a poco a base de presionar al tendero y al verdulero y al carnicero hasta que alguno se ruborizaba ante la silenciosa acusación de tacañería que implicaba tan ardua negociación. Della lo contó tres veces: un dólar y ochenta y siete centavos. Y al día siguiente era Navidad." 

Los protagonista del relato son un joven matrimonio, con limitados recursos y luchando por el día a día en el Nueva York de la Gran Depresión, que se regalan mutuamente costosos objetos el día de Navidad. Pero no son los regalos en sí, ni el coste de los mismos lo realmente importante. El valor de los presentes lo  dará, como veremos, la renuncia y la generosidad  que simbolizan, el verdadero regalo de Reyes.
 
El hecho de que O. Henry, que no tuvo una vida particularmente fácil, lo escribiese en apenas tres horas, presionado por el editor del periódico en el que iba a ser publicado, el New York World, y bajo los efectos del alcohol, no resta un ápice a la magia que la historia desprende. La magia que supone, como muy bien dice Juan Ignacio Alonso,...
 
"el triunfo del amor y de la grandeza del alma sin paliativos."  
 
Los últimos años de la vida de O. Henry fueron muy duros, una constante lucha contra el alcoholismo, los problemas de salud y la falta de dinero- la leyenda dice que todo su capital se reducía a lo que llevaba en el momento de su muerte en el bolsillo: veintitrés centavos de dólar. Los finales felices los reservó el autor para sus historias...