lunes, 30 de diciembre de 2013

'Rayuela', de Julio Cortázar, y...¡¡Feliz 2014!!


 
Rayuela un nombre tan simple como el juego dibujado por los niños en la calle, es el título- Mandala, el primer título que pretendió darle lo descartó finalmente por pretencioso- de la novela de Cortázar que hoy os acerco, una novela que comienza con la búsqueda de La Maga y acaba por convertirse en una búsqueda del sentido de la vida, de la esencia, de eso que falta, de ese algo más que debe estar en alguna parte...
"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico."  
¿Qué queda por decir de Rayuela, del impacto que supuso en la literatura con esa novedosa estructura que mostraba una nueva manera de leer un libro, de lo que supuso para una juventud al presentar un nuevo modo de enfrentar el mundo, una nueva actitud vital? ¿Qué queda por decir de los personajes de Horacio Oliveira y Lucía, La Maga, de su historia de amor, del Club de la Serpiente,...? ¿Y del Cortázar-poeta que se esconde tras la prosa de Rayuela? ¿Y de la filosofía existencialista de sus páginas? ¿Qué del boom de la literatura latinoamericana que la publicación de Rayuela y La ciudad y los perros de Vargas Llosa inauguraron? Nada o casi nada ya, ¿verdad? Pero la pregunta debe ser otra, ¿qué hay de vigente, qué puede aportar al lector de hoy en día esta novela? Rayuela- publicada en junio de 1963, hace ya medio siglo- no ha envejecido del todo bien a mi entender. He afrontado su lectura con ilusión y entusiasmo, pero lamentablemente se me han ido resbalando entre sus páginas. El error ha sido entera e indiscutiblemente mío...


Decía Julio Cortázar, y reproduzco aquí sus propias palabras extraídas de una entrevista televisiva,
"Se me ocurrió escribir un libro en donde el lector en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera, en primer lugar, diferentes opciones, lo que lo sitúa ya casi en pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tenido diferentes opciones al escribir el libro. Posibilidades de elección, de dejar de leer una parte del libro y leer otra, o leerlo en otro orden, creando un mundo en el cual él desempeñara un papel activo y no pasivo. Yo sé muy bien que en la práctica eso no se corresponde exactamente con mi deseo, digamos, teórico, porque finalmente los lectores de 'Rayuela' lo han aceptado en su conjunto como un libro y, en ese sentido, es una novela como cualquier otra. Pero también sé que muchos de esos lectores han sentido que se les reclama una participación mucho más activa; lo que yo llamo en el libro 'el lector cómplice'."  
Y de ahí mi error. No he sido en absoluto una lectora cómplice. He afrontado la lectura de Rayuela- decidiendo leerlo de forma lineal, del capítulo 1 al 56- esperando a descubrir lo que Cortázar pretendía contarme. Y no ha funcionado del todo bien. Ese entusiasmo inicial se manifestó en una lectura hipnótica al principio, con vueltas atrás para aprehender lo leído, en lecturas y relecturas de fragmentos admirables, para ir cayendo progresivamente en estados de tedio y aburrimiento que solo el hallazgo de otros párrafos memorables lograba reavivar dando algo de vigor  y energía a la lectura. Algo cansina resulta por momentos la 'pedantería'- permitidme el término- intelectual y existencialista de Horacio, un personaje- estereotipo de artista bohemio- con el que por otra parte resulta difícil empatizar y al que cuesta seguir.
 

“La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, (...), lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar.”
Para reducir a la mínima expresión mi percepción de la lectura podría decirse que Rayuela me ha impactado por momentos- capítulo 1, 2, 7, 32, 36,...- pero la impresión del conjunto es de cierto desencanto. El mismo desencanto de un viajero que se desplace a Francia a la búsqueda del París de Rayuela. Ya no existe. Como ya no existe esa juventud ansiosa, ni esa bohemia,  ni esa búsqueda,... Tan solo han pasado 50 años pero qué vértigo el nuestro que ha dejado obsoleto todo un mundo y una forma de vida que quizá parecía posible pero ahora, desde el siglo XXI, lo sabemos irreal, imposible. En este sentido, Rayuela es un novela utópica e ingenua.

Y llega la pregunta final, ¿vale la pena leer Rayuela? Sí, indiscutiblemente sí, pero vale la pena leerlo aquí y allá y dejarlo si es el caso, y volver atrás, y releer y abandonar el libro sin miedo y retomarlo donde cuando y como plazca,... Vale la pena ser lectores cómplices. Es lo que Cortázar hubiese querido.
"Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto."   
Y os dejo con la voz del autor Cortázar leyendo un fragmento del capítulo 7 de Rayuela, poesía en prosa,...  
 

 

... y mis mejores deseos para el Año Nuevo.

¡¡2014  alegrías y sueños por cumplir!!


 

lunes, 23 de diciembre de 2013

¡¡¡Feliz Navidad!!!


P
A
U
     L    
*AUSTER 
 JANE AUSTEN 
*IAN MCEWAN* 
MANUEL ARRANZ
   * HERMAN MELVILLE* 
*GALDÓS*ELLIS PETERS*
 E.M. DELAFIELD*HELENE STANFF
 MÓNICA GUTIÉRREZ*SHAKESPEARE
JOSÉ OVEJERO*PAT ROSS*TOYO SHIBATA
STEPHEN CRANE*D. E. STEVENSON*P. D. JAMES 
ALAN BENNETT*MARCO MALVALDI*LUIS SEPÚLVEDA
NELE NEUHAUS*ELIZABETH TAYLOR*LORENZO SILVA
DICKENS*GUILLERMO SACCOMANNO* MACHADO DE ASSÍS
HERMAN MELVILLE*DANIEL DEL MONTE*DOLORES REDONDO 
*MARÍA LANG* MARY ELIZABETH BRADDON * PATRICIA CORNWELL*
KATE ATKINSON *VALENTINA GIAMBANCO** EMILIO CALDERÓN* 
* RAFAEL MARTÍN MAROTDOMINGO VILLAR* MARÍA ÀNGELS ANGLADA 
*JOSÉ C. VALES **ARNOLD BENNETT* FERNANDO MARÍAS * PEDRO FEIJOO
RICHARD MATHESON*SUSAN SONTAG* PEPE CERVERA*DAVID YAGÜE*
  GRÉGOIRE DELACOURT* JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL*SERGIO CHEJFEC
*PINILLA*  LEIGH STEIN *ALEX DECLERCQ *  *ARTURO PÉREZ-REVERTE* 
  *A. CHRISTIE*CHARLOTTE BRONTË *J. L. CORREA*ANTONIO LAGARES*BOLAÑO 
 CORTÁZAR*MARTÍN NORIEGA * *CHRISTINE DREWS* FÉLIX JAIME *ANA R. CAÑIL
**JERÓNIMO TRISTANTE * ALEJANDRO PEDREGOSA * SUSANA MARTÍN GIJÓN *
PAUL PEN*ANNE PERRY*ROALD DAHL*ANNA MVIVES* YOLANDA BARNEDA VALLS 
JAVIER CERCAS*MAMEN SÁNCHEZ*FRANCES BURNEY*LUIS C. FOLGADO DE TORRES
OSCAR WILDE*ANNE BRONTË*MARGARET POWELL*GEORGES SIMENON * KARIN FOSSUM
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¡¡FELICES
FIESTAS!!
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Os deseo de corazón a todas y todos unas MUY FELICES NAVIDADES al abrigo del cariño y del afecto de las personas que más queréis...
  
 


lunes, 2 de diciembre de 2013

'El oficinista', de Guillermo Saccomanno

 
"Una experiencia que, por su exceso de soledad,
sólo puede llamarse rusa."  
                                                            Franz Kafka, Diarios

Con esta cita da comienzo El oficinista, de Guillermo Saccomanno, obra  a la que he llegado al ser la seleccionada en el club de lectura de La Esfera Cultural para el mes de noviembre. Todo un acierto y un experiencia que el grácil verbo de un ex-torero de Ubrique describiría como im-presionante. No, en serio, El oficinista es una obra magnífica y se halla ya entre los mejores libros que he leído en el 2013. ¿Y por qué este entusiasmo os preguntaréis? Os cuento...
 
El admirado José Ovejero- que descubrí con La ética de la crueldad y del que tengo pendiente La invención del amor- ante la pregunta ¿Cómo  se mide la calidad de un escritor? respondía...  
"(...) lo que me interesa es un escritor que me hace mirar las cosas de otra manera, (...) o que mis sentimientos cambien de alguna manera de tonalidad, que me acerque a ellos de otra manera. Si un libro no me cambia, no me parece que sea un buen libro. Puede estar bien, pero nada más que eso."
Bajo esta premisa, Guillermo Saccomanno es un escritor de calidad innegable. Su mirada sobre la realidad que crea se proyecta en la del lector sobre su propia realidad y logra en El oficinista cambiar en cierto modo nuestra visión del mundo recreando una realidad distópica desasosegante. El vértigo, ese desasosiego que indudablemente produce la lectura, viene dado por la certeza de que ese mundo que se nos presenta es en gran medida, mayor de la deseada y deseable, la realidad en la que vivimos y que nos rodea. 


"Se pregunta hasta cuándo será un personaje secundario en la vida de todo el mundo."
Nuestro protagonista es el oficinista, un hombre gris, cansado, triste, solo, a la espera de esa oportunidad, la gran oportunidad, que haga despertar al otro, su otro yo, alejado de la sumisión e indignidad de su vida tanto profesional como familiar. Y el narrador se pega a sus talones para acercarnos hasta sus más íntimos pensamientos, sentimientos y emociones. Es el oficinista un personaje sin nombre, sin verdadera identidad, como el resto de personajes, a los que se alude en referencia al trabajo que desempeñan o a la relación que tienen con el protagonista: el compañero, el jefe, la secretaria, la mujer, la cría (prole de hijos),... Todos ellos son seres grises, sin esperanza, en un mundo desolador, gris, frío, de noche casi permanente, de humo y llovizna ácida, de frecuentes ataques terrorista, de control policial, de ruidosos helicópteros sobrevolando permanentemente la anónima ciudad, de desahuciados tirados por las calles, de niños importados/adoptados, de prostitución infantil, de desechos tóxicos y jaurías de perros clonados,... 
"Es que no se pude pensar en la víctimas todo el tiempo si uno quiere seguir viviendo."
Y este Bartleby, no escribiente sino oficinista, que todavía no ha perdido del todo la esperanza, a la espera de su oportunidad, lucha por la supervivencia en este mundo hostil en el que la amistad, la empatía, la confianza, el idealismo no tienen ya apenas cabida. Sin embargo, quizá pueda producirse el milagro. "Un hecho trascendente debe estar motivado por una pasión". El amor, su amor por la secretaria, puede acaso dar sentido a todo. Puede ser su oportunidad, lo que dé lugar a ese hecho trascendente. Pero, ¿de qué será capaz para hacer realidad su sueño, el sueño del otro? ¿Logrará elevarse o se degradará en el intento? 

"Entre empujones, balanceos, es un cuerpo entre los cuerpos. Vacas hacia le matadero. Futuras reses. Quizá los guerrilleros tengan razón al atentar contra los subtes: es el método más eficaz para terminar con los que no enfrentan su destino."


"Él ahora es otro. Y el otro no tiene piedad. La piedad socava. El otro está más allá de la lástima. El otro sabe que los mendigos, por ejemplo, son tan molestos como necesarios. Molestos porque irrumpen el paso, apestan y espantan: son lo que uno puede ser, sin escalas, mañana mismo. Necesarios, porque su presencia permiten la caridad: basta una limosna para que uno se sienta filántropo. La tragedia de los otros atenúa la propia. Ésta es la verdad, se dice, pero nadie quiere admitir que es así. Es que la sinceridad tiene mala prensa."
El oficinista, Premio Biblioteca Breve, es una novela muy bien construida, "un triunfo del arte de novelar", como dijo Ricardo Méndez Salmón, de una gran calidad artesanal; es además  un texto con mensaje escrito con un estilo en absoluto grandilocuente ni elaborado, y en un envoltorio muy ameno que no da tregua al lector hasta el final. Altamente recomendable.

"Porque el infierno es el subsuelo de uno mismo, se dice. Un sótano donde nadie puede mentir ni mentirse. Éste es el peor castigo que puede infligirse a alguien: quitarle toda ilusión de vanidad, hasta la más mínima."